Mis Novelas.

Mis Novelas.

domingo, 29 de enero de 2012

El adiós.







Cerré la puerta tras despedirme de mi madre, la cual se iba a comprar. Borré la sonrisa ensayada de mi rostro mientras tragaba saliva para deshacer el nudo que se había formado en mi garganta. Me dirigí al baño, abrí el grifo de la bañera y conecté mi Ipod. El Adagio para Cuerdas de Barber comenzó a sonar y sus notas inundaban el ambiente mientras la bañera se llenaba de agua.
Entré en mi habitación, cogí mi vestido blanco favorito y me lo puse tras deshacerme de mis pantalones de chándal y mi camiseta publicitaria. Me senté en el escritorio, enfrentándome al folio en el blanco. Cogí aire y el bolígrafo y mi muñeca comenzó a moverse mientras plasmaba mi despedida en el papel.

Querida  madre:
Antes de nada, perdóname por lo que voy a hacer. Perdóname por no ser más fuerte. Perdóname por romper mi promesa de no hacerlo jamás. Pero no consigo sacar fuerzas para seguir en este valle de lágrimas. No encuentro nada bueno en la vida. Puede que al principio te duela, pero sé que es lo mejor. Todos estaréis mejor sin mí y yo dejaré de sufrir y preocuparme de una vez por todas. Cada vez me cuesta más dibujar la sonrisa en mi cara, mis músculos se agarrotan y aunque quiero llorar, ya no me quedan lágrimas. Siento que sólo te preocupo y jamás te doy alegría alguna, sólo te decepciono. Aunque tú lo niegues, mi razón así me lo dice. Hace tiempo que los estudios me dan igual. Recuerdas por qué empezó todo? Siempre me sentía al borde del precipicio, sintiendo que me iba a caer en cualquier momento. Que en cualquier momento suspendería y no podría recuperarme. Que caería en la s drogas, en el alcoholismo, o en cualquier otro vicio insano y que mi vida se iría a pique. Nada de eso ha pasado, pero he caído. No pude resistir más la presión y me abandoné. Pienso cada día en lo fácil que sería acabar con todo. Un día te lo comenté, tu rostro se tornó lívido y te echaste a llorar. Me obligaste a jurarte que jamás haría algo así. Yo lo prometí para dejar de hacerte sufrir. Tú me creíste, o al menos te obligaste a hacerlo. No puedo seguir manteniendo esa promesa. Bueno, te dije que nada de lo que temía había pasado, pero sí. Comencé a suspender y no tengo fuerzas para intentar levantarme de nuevo. He dejado a mis amigos hace tiempo. Solamente salgo para hacerte creer que los tengo, pero no es así. Sabes lo que hago? Me siento en la  playa mientras intento recordar lo que era ser feliz, mientras busco algo a lo que aferrarme para seguir. Pero sigo sin encontrarlo. Y ya no sé dónde buscar. Hallar la x es para piratas, cómo te dije cierta vez cuando despotricaba contra las matemáticas.
Lo he decidido. Cómo ya te he explicado antes, todos estaréis mejor sin mí. Y no seré una pérdida para nadie. No sufras mamá, se te pasará pronto, cuando te des cuenta de que ya no tendrás que preocuparte por mí nunca más.
Quiero que le des esta carta a Edward. Lo dejé, porque lo veía sufrir al ver que yo sufría. Te lo conté alguna vez? Creo que no, puesto que hace algunos días me preguntaste por él.
Te quiero, mamá.
Bella.



Mi amado Edward:
Siento haberte hecho sufrir tanto. Te dejé por esta misma razón. Tú te mereces una chica feliz que ame la vida, y que te haga sentir bien, que no te preocupe a cada momento, cómo yo sí lo hacía.
Hago este acto tan sumamente cobarde porque estoy harta de sufrir y ver sufrir a los demás por mi culpa. Sé que es lo mejor para  todos, y eso me hace sentir un poco menos egoísta. Recuerdas aquella tarde en el parque, cuando tú intentabas por enésima vez tranquilizar mi estrés por los estudios? Cuando yo te dije que me sentía al borde de un precipicio y que en cualquier momento caería? Pues he caído. Todas mis preocupaciones  han actuado como una fuerza de varios newtons que ayudadas por la gravedad, me han precipitado al vacío. Ya no puedo salir, y no encuentro nada que me haga querer intentarlo.
Siento el mensaje de esta tarde. Sé que ese “te quiero” te habrá descolocado un poco, y esa llamada en la que colgué en cuanto contestaste, pero necesitaba escuchar tu voz una última vez. Quiero que sepas que todavía te quiero.
Lo siento, es cruel por mi parte decirte esto, después de todo el daño que te hice. Así que si tiras esta carta sin leerla, lo entenderé. Permíteme decírtelo una última vez, te quiero.
Bella.



Me levanté de la silla y volví hacia el baño tras coger el objeto cortante de mi escondite. Cerré el grifo de la bañera rebosante de agua fría. Cogí los trozos de tela y los até a las muñecas. Me metí en la bañera. Tirité al contacto del frío con mi piel. Ya acostada, y tras haberme sumergido unos segundos bajo el agua para despedirme mentalmente de todos y tras haber vuelto a la superficie, las lágrimas calientes comenzaron a bañar mis mejillas, confundiéndose con el agua helada de la bañera. Cogí con decisión la cuchilla y presioné la punta contra las arrugas de la muñeca. Me pregunté por qué llamaban a cortarse las venas la muerte de los sabios. Ejercí mayor presión y me hice un corte profundo en cada muñeca, mientras apretaba la mandíbula por el dolor. Mi visión se volvió borrosa, y lo último que vi antes de cerrar los ojos, fue el agua de la bañera tiñéndose de un vívido rojo carmesí.
Me sumía poco a poco en la inconsciencia. Lo último que percibieron mis sentidos fue la puerta del baño abrirse estruendosamente, y una voz de arcángel gritando mi nombre mientras sus brazos me envolvían sacándome del agua. Las últimas notas de los violines danzaron en el aire cuando mi mente se desconectó de mi cuerpo.






viernes, 27 de enero de 2012

Porque amarte duele.




-Te dije que te esperaría siempre. Tú me dijiste que podría encontrar a alguien mejor que tú. Tenías razón, no me llevaría ni cinco minutos. Te odio.
                                                                     -x-
-Puedo pasar?- preguntó él. Ella miró hacia otro lado, sin responderle. Él tomó aire y entró en la habitación, sentándose en la cama de ella.- Tengo que hablar contigo.
-Qué quieres?- preguntó ella cortante.
-La verdad es que... no puedo soportar que me odies.
-No soportas que te odie.... no soportas que te ame... tú dirás.- Él sonrió con pesar.
-Prefiero que me quieras.
-Lo sé, pero... sabes una cosa? amarte duele.

viernes, 20 de enero de 2012

Tentación./ 25º Capítulo.






Capítulo Veinticinco.



-Cambiemos de tema, te parece?- asentí- que tal con tu trocito de carne humana?- me tensé-
-Qué?
-El chico que conociste en el instituto
-Como te has enterado?
-Las noticias vuelan. Ya te lo has comido? –Volví a sentir escalofríos cuando la visión de Alice volvió  a mi mente-
-No
-Por qué te resistes? Piensas guardártelo para una ocasión especial?
-Más bien pienso en no matar una persona inocente
-Es tu alma gemela?- eres rara hasta para eso. Pensó. Hice como que no la había escuchado-
-No
-Se le parece?
-Puede
-Puede? Qué clase de respuesta es esa? O se le parece o no –me quedé callada- no me vas a responder no? –Negué con la cabeza- bueno, entonces no te importará que me lo coma… - mis músculos se tensaron y mi boca se llenó de ponzoña. Como se atreviera a tocarlo…-
-Sabes que está prohibido cazar en Forks.
-No creo que uno se note. Además, que más te da? Él no significa nada para ti, no?
-Él…-piensa, Elisabeth, piensa- él me cae bien
-Caerte bien?-preguntó, sorprendida- Elisabeth, los humanos son comida! –Iba a protestar, pero Victoria me silenció al saber mis intenciones- y no me vengas con lo de que son personas, que todos un día fuimos humanos, que tienen familia, sentimientos y bla, bla, bla. Así que me tendrás que dar una razón mejor para que no le chupe la sangre a tu humano. –mientras luchaba para encontrar una buena razón sin poner en peligro a Edward mientras intentaba  que mis colmillos no se desplegaran, porque si no empezaríamos una lucha, James apareció. Pensé que nunca pensaría esto, pero… gracias James.-
-Que está pasando aquí?
-James…-dijo Victoria con un tono que rozaba la adoración-
-Victoria, no estarás pensando cazar en Forks, verdad? –Le preguntó James con un tono que parecía de reproche- sabes que está prohibido…-
-Claro que no, James. Lo que pasa es que quería saber algo más sobre el humano de Elisabeth, y, bueno, estaba intentando persuadirla. –Víbora. Pensé-
-El humano de Elisabeth!? Será una broma…-pensó con cierto tono de celos- El humano de Elisabeth?- me miró- Elisabeth, tendrás que explicarme esto en algún momento
-No veo la razón. Es mi vida y no necesito niñeras- si hubiera sido otro vampiro, ahora estaría muerta. James rió sin ganas-
-La verdad, no estoy tan seguro. Cada día estás más rebelde. Creía que las mujeres a los 17 ya habíais pasado la adolescencia.
-Tal vez no es que yo sea rebelde, es que tu eres un cotilla.-toma puñal! James me miró con furia.
- No te pases. Mi paciencia y benevolencia puede acabarse en cualquier momento.- amenazas? Uh, que miedo.
-Victoria…-se dirigió con una voz suave mientras la miraba.- te apetecería venir a cazar esta noche conmigo? Pensaba en ir a Minneapolis.  
-Claro, me encantaría.
-Perfecto.-esbozó una sonrisa triunfal- te pasaré a recoger a las ocho.- era mi impresión, o eso había sonado muy humano?-
-Bueno, -dije- yo me voy. Os dejo solos.-desde luego, James tenía un poder descomunal sobre la mayoría de las mujeres.-
-Elisabeth- me llamó James. Me di la vuelta a mi pesar.-
-qué quieres, James?
- Ricordo che noi dobbiamo parlare true umane, non dimenticate- “Recuerda que tenemos que hablar sobre cierto humano, no lo olvides” genial.-
- Che cosa vostra opinione -“lo que tu digas” le respondí con ironía.  


Uh.... menos mal que no vivo en Minneápolis.
Espero que os guste y comentarios!
Por si no lo había dicho ya, Victoria es una pu**

sábado, 14 de enero de 2012

Tentación./ 24º Capítulo.





Capítulo Veinticuatro.




En resumen, lo peor que pudieron hacer los Vulturis fue reunirnos a todos. Primero, porque las peleas eran cada vez mas frecuentes; y segundo, porque con James muchas vampiras que aún no habían encontrado a su alma gemela andaban con las hormonas bastante descontroladas. Lo que hace la inseguridad.

-Elisabeth Cullen!- me llamó una voz muy aguda, casi chillona, parecida a la voz de un bebé. Me di la vuelta aunque sabía perfectamente quién era.-
-Victoria- la saludé con una pequeña sonrisa de cortesía.-
-Cuanto tiempo sin verte. Como te va tu vida humana?- a nadie excepto a mi familia les parecía normal que quisiera llevar una vida medianamente humana.
-Bien. Aburrida como siempre. Es un poco imposible sorprender a alguien con varias carreras universitarias. –Victoria rió brevemente. – y a ti, como te va todo?
-Los habitantes de Michigan están bastante deliciosos. Al menos los cinco que he desangrado hace dos días. –sonrió abiertamente, enseñando los colmillos levemente. Su mente se llenó de imágenes muy detalladas y vívidas que bloqueé rápidamente mientras un escalofrío me recorría la columna.-
-No necesito detalles.
-No entiendo por qué te resistes
-Te haría cambiar tu forma de alimentación?
-Probablemente no. Casi seguro
-Entonces no me hagas gastar saliva
-Que no te puedo hacer gastar porque no tienes
-Touché- volvió a reír pero paró bruscamente-
-Estúpida Mary- pensó con rabia
-Te has enterado?
-Tú qué crees?- me respondió en tono mordaz- Deberías pasarte más veces por aquí, Elisabeth. Si lo hicieras, sabrías que el tema de conversación principal entre amigas son los líos de una noche. Los vampiros somos morbosos y nos encanta el cotilleo
-A mí no, a pesar de que lo tengo 24 horas, y además el privado
-No está hecha la miel para la boca del asno
-Estoy completamente de acuerdo.
-Cuánto tiempo piensas seguir haciéndote la difícil?
-Eh?- pregunté, sorprendida
-Vale que no quieras acostarte a la primera con James, pero lleva cincuenta años detrás de ti
-Victoria, no me hago la difícil. James para mí es alguien insoportable
-Pero es bueno en la cama
-Me lo estás vendiendo o te ha contratado?- pregunté molesta
-Sólamente te estoy dando un consejo, Elisabeth.
-Me estás aconsejando que me acueste con alguien para que al día siguiente se acueste con otra diferente, y que además ese alguien es alguien odioso para mí? Victoria, tú te escuchas cuando hablas?
-Suelo hacerlo
-Entonces solo me queda la opción de pensar que eras una madame de prostíbulo cuando eras humana. –me enseñó los colmillos- qué clase de alma gemela eres tú?- Victoria se quedó callada y sorprendida
-Q-que estás  diciendo?
-Deberías luchar por James en vez de ir recomendando a tu alma gemela por ahí. –Victoria entrecerró los ojos. Leí en su mente que tenía ganas de llorar.-
-Es por hacerle un favor a él. –Me espetó- tal vez así se quede conmigo para siempre
-Victoria, lo siento. –Le puse una mano en el hombro, intentando consolarla- pero no creo que esa sea la solución. James es un mujeriego. Cosa que no entiendo, porque cuando encuentras a tu alma gemela le eres fiel. Necesitas serle fiel.- esto último lo dije más para mí que para ella.-
-Yo no soy el alma gemela de James. –dijo con un pequeño sollozo
-Cómo!? Y quién es entonces?
-No puedo decírtelo
-Está bien, no pasa nada
-Cambiemos de tema, te parece?- asentí- que tal con tu trocito de carne humana?- me tensé-
-Qué?







Chun, Chun, Chuuuunnn!! No os quejéis, que el de hoy es bastante largo!! :D
espero comments y que os guste!
Debate ético de hoy: Son morales los líos de una noche?




domingo, 8 de enero de 2012

Tentación./ 23º Capítulo.





Capítulo Veintitrés.


- Qué quieres, Mike?
-Mira, Edward, no sé qué te traes entre manos con tanta pregunta, pero te lo digo por tu bien, como amigo.- le puso una mano encima del hombro. Hipócrita.- Elisabeth Cullen es guapísima, todos lo sabemos. Pero no sale con nadie. Debe creer que somos poca cosa para ella. Lo digo para que no te ilusiones. -siseé de la furia-
-Por favor, Mike. -se quitó de una sacudida su mano- Sólamente tengo curiosidad por ella, nada más. Me parece una buena chica, y que la estáis marginando.
-No te flipes tampoco.
-No me flipo. Digo lo que pienso. Y ahora, voy a acabarme mi almuerzo. -empezó a caminar pero se detuvo y volvió a darse la vuelta- por cierto, Mike, tus consejos son pésimos. -y se fue hacia su mesa. Mi pecho se hinchó de orgullo.

Minutos después sonó la sirena que comunicaba el regreso a las aulas. Salté del árbol y volví a casa.
Después de haber estado varias horas rumiando lo que le diría a Edward, decidí darme una vuelta por Villa Vampiro. Así era como llamaba yo a la ciudad subterránea donde vivían todos los vampiros no vegetarianos. Solo había dos aquelarres vegetarianos, por lo tanto, dos aquelarres que vivían en la superficie y en casas. (Bueno, mansiones). Mi clan, el clan Cullen, y el de Tanya, originarios de Denali, Alaska.
Bajé por el pasadizo que conducía a Villa Vampiro y empecé a deambular por allí.

Casi todos los vampiros estaban ocupados eligiendo el lugar donde irían a cazar, para no ir casi todos al mismo lugar y masacrar a una ciudad. Unos pocos acababan de llegar de su expedición.
Sus ojos, de un vívido color carmesí, hicieron que escalofríos me recorrieran todo el cuerpo, pero conseguí ocultarlos. Vidas inocentes desperdiciadas para salvar a un ser desalmado.
Suspiré. Aunque yo nunca había matado a un humano inocente, y los que si maté estaban haciendo alarde de delitos, además de que no me alimenté de ellos, al convertirte en vampiro pagabas un precio muy alto por tu inmortalidad... o al menos eso pensaba yo.
Estaba intentando por todos los medios cerrar completamente mi escudo mental. Como solía pasar a menudo, una vampira, Mary en este caso, una nómada americana en tiempos anteriores a la dictadura de los Vulturis; había tenido una noche fabulosa con James. Bueno, o al menos eso era lo que gritaban sus pensamientos, y lo que le decía a sus amigas.
Las artes amatorias de James no eran nada nuevo en mi mundo. Se las daba de donjuán y pocas éramos las vampiras que no habíamos caído en sus redes. De hecho, de una forma muy poco sutil, me había insinuado varias veces que le encantaría probar sus dotes de donjuán conmigo.
Bueno, tal vez lo estoy contando de una forma demasiado refinada.
James tenía mucha labia, y a la hora de seducir sus palabras eran muy cortesas y refinadas, pero sus pensamientos... no tanto. Por supuesto, todas las mujeres que se acostaban con James era solo una noche. Si tenían suerte, dos.
Incluso sus gustos al cazar eran peculiares. Sus presas solían ser mujeres, a las que seducía con su adquirido acento italiano. Ya que él era americano, y fue nómada durante bastante tiempo. En esa etapa fue cuando conoció a Laurent y a Victoria, su... aquelarre.
Pero gracias a varios siglos con los Vulturis perfecciono muchísimo su acento italiano.
Bueno, pues seducía a estas mujeres y, dependiendo de su nivel de sed, se acostaba con ellas y luego les chupaba la sangre, o hacía las dos cosas a la vez. -sí, lo sé, un hombre haciendo dos cosas a la vez, algo único.- al menos no sufrían.
Desgraciadamente, los primeros años de mi nueva vida inmortal no controlaba bien mi escudo, y a menudo me enteraba -y, desgraciadamente, me sigo enterando sin querer- de cosas en las que prefería seguir en la ignorancia.





Pobre Elisabeth, que la traumatizan y le ensucian la mente con sus pensamientos poco castos... xDD (<-- en momentos como estos, me alegro de no leer mentes.)
Me encanta como sale Elisabeth en la foto, los ojos rojos también le quedan bien :) (<--Elisabeth los tiene dorados, Sandra)
Estaría bien plantear un día un debate ético sobre la alimentación de los vampiros, y, sacándo otro de Death Note, hagamos uno hoy... Es ético matar a quien ha matado?  Ahí os lo dejo, responded en vuestros comentarios.



martes, 3 de enero de 2012

Lluvia.







Llueve. Las aceras están mojadas. La lluvia moja mi rostro. Mis zapatos chapotean en los pequeños charcos de la calle. Las gotas de lluvia resbalan por mi flequillo hasta posarse en mi nariz. El vaho de mi respiración desacompasada se entremezcla con la humedad del ambiente de las frías calles de Trafalgar Square. Es Nochevieja. No hay nadie por las calles. Todos los habitantes cenan con su familia mientras yo camino bajo el incesante manto de lluvia de esta fría avenida de Londres. Su rostro no se va de mi mente, el recuerdo de su sonrisa todavía acelera mi corazón y el de sus caricias me produce escalofríos, que no tienen nada que ver con el frío o el miedo. Otra vez. Mi memoria sigue negándose a borrarlo. Las lágrimas calientes surcan mis mejillas de nuevo, entremezclándose con las gotas de lluvia. Llueve. El Big Ben se dibuja ante mis ojos, mi lugar favorito de todo Londres. Cierro los ojos.

Llueve.

-Elizabeth…- Suspira alguien. Mis ojos se abren de golpe. Imposible. Su voz. Giro mi cuerpo, temerosa. Dejo de respirar por unos instantes al contemplar sus ojos verdes.
-Ed…Edward?- pregunto con el poco aire que queda en mis pulmones. Mis manos tiemblan mientras mi corazón acelera.

Él se acerca. Las gotas de lluvia se precipitan de las puntas de su pelo cobrizo para deslizarse por sus pómulos, su nariz y sus mejillas hasta perderse en sus labios.
Llega hasta mí. Aparta el pelo mojado de mi cara. Repasa con sus dedos largos de pianista mis ojeras y el contorno de mis labios. Acaricia mis mejillas y aparta las gotas de lluvia de éstas con sus labios.

Mis neuronas intentan hacer sinapsis, de modo que el cerebro de Elizabeth no está disponible en estos momentos. Inténtelo de nuevo más tarde.

 
-Lo siento.- susurra en mi oído.- Nunca debí irme.
-Volverás a irte.-dije con voz rota.- Y es lo que debes hacer.- Sentí el picor familiar de las lágrimas en mis ojos.
-No. No volveré a dejarte. He conseguido plaza en la facultad aquí. Contigo.
-Pero… y tus padres?- Sonríe.
-Les dije que si me habían enviado aquí a terminar el instituto, que me dejaran terminar la universidad…
-Volverás a irte de todos modos. Solamente prorrogarás el dolor por unos años.- interrumpió mi yo realista.
-…y mi existencia. Junto a la mujer a la que amo. Fuera donde fuera el lugar. En el hospital de mi padre hay trabajo para los dos. Piensa abrir uno aquí.- Continuó. Mis ojos se abrieron desmesuradamente, para diversión de Edward.
-Entonces…
-Entonces calla.-

Rozó sus labios contra los míos con suavidad. Presionó un poco para después empezar a besarme. No tardé en responder.
Mis dedos se enredaron en su pelo como antaño. Otras veces, mis manos recorrían su rostro de arcángel, memorizando sus rasgos que tanto conocía, al igual que él hacía conmigo.
Sus labios sabían a lluvia. Sus besos, a pasión, ternura, añoranza, amor incondicional. Una promesa: juntos por toda la eternidad.

-Te amo.- dijimos a la vez. Nuestras palabras las silenciaron el sonido de los fuegos artificiales anunciando el nuevo año.
Llueve.
Nunca como hasta ese día me había gustado tanto la lluvia.






Em... perdón por la cursilada. 
Cuando me puse delante del ordenador, lo primero que iba a escribir era un suicidio... y me quedó esto xDD (<-- mi mente es rara...)
Espero que os guste y que no pukeéis rainbows xD

lunes, 2 de enero de 2012

Tentación./ 22º Capítulo.




Capítulo Veintidós.


-Qué sabéis de la familia Cullen?- pregunto Edward. Me tensé.-
-Poca cosa.- respondió Ben.- No tienen mucha vida social. La que más tiene es Elisabeth.
-No me quiero ni imaginar cómo serán los otros. Si ya Elisabeth es antisocial...-dijo Mike. La mirada feroz y el gruñido de Edward lo callaron.-
-Puede que sean agradables. -intervino Angela, intentando calmar los ánimos.- Seguro que Elisabeth es muy agradable, solo que seguramente es tímida.
-Hay métodos y psicólogos que ayudan a superar la timidez. -replicó Mike en tono mordaz- Seguramente por eso no se acerco a mí. -pensó- Pero si es cierto lo que dijo Masen, por que se acercaría a él?- se creía el ombligo del mundo. Tal vez el que tuviera que ir a un profesional era él.-
-Tampoco nadie del instituto ha hecho nada para integrarla. -repuso Angela. Esta chica cada día me caía mejor.- Y cuando Edward lo intentó casi lo atacáis. -Edward parece un buen chico. Tal vez debería seguir su ejemplo y mis palabras e intentar integrarla. Seguro que lo ha pasado mal todo este tiempo sola. Pensó Angela amablemente.-
-La verdad, Angela, es que tienes razón-coincidió Ben
-Tiene hermanos?- preguntó Edward impaciente. Se habían salido del tema de conversación.-
-Más o menos- respondió Mike
-A qué te refieres con más o menos?
-Realmente no sabes la historia?- preguntó Mike incrédulo.-
-Perdón por no ser seguidor de Corazón de Forks- respondió Edward irónicamente-
-Los Cullen llegaron de Alaska hará aproximadamente un año. -comenzó a relatar Ben. Edward lo escuchaba atentamente.- el doctor Cullen, Carlisle, creo que se llama, se casó con Esme. Ella no puede tener hijos, así que adoptaron a Elisabeth, a Alice, a Emmett y a los mellizos Rosalie y Jasper Hale.-
-Y por qué sólo esta Elisabeth en el instituto?-inquirió Edward.
-Todos sus demás hermanos son mayores que ella, y creo que todos están en diversas universidades
-Vaya. Y si Elisabeth es tan poco sociable como decís, como sabéis toda la historia?
-Hay muchas chismosas en el pueblo. -dijo en tono despectivo Mike.- A qué viene todo este interés por Cullen? Le interesa, acaso? -pensó. Me hubiera encantado que se lo hubiera preguntado. Saldría de dudas.- Alguna pregunta más, Edward?- inquirió en tono de irónica cortesía
-Me parece que no
-Edward, podemos hablar a solas un momento?- preguntó Mike.-Te voy a enseñar quien manda aquí. Nuevo estúpido.- mi boca se llenó de ponzoña y mis músculos se tensaron para saltar. Quería aplastar el cráneo de Newton. Y después unirlo junto al de Jessica Stanley y ponerlos en una exposición con el nombre: “personas más odiosas del instituto Forks”. Tal vez añadiera el de Lauren Mallory...-
-Claro.- Edward se levantó de su asiento y siguió a Mike hasta la linde del bosque, donde nadie podía escucharlos. Excepto yo, claro.- Qué quieres, Mike?





Estúpido Mike...¬¬

Bueno, espero que os guste y comentarios ;)