Mis Novelas.

Mis Novelas.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Tentación./ 41º Capítulo.





Soundtrack: Audiomachine- Land of Shadows





Allí me esperaban cuatro licántropos. El olor era muy fuerte, tuve que dejar de respirar.

-Sí, es ese olor.- Pensó el licántropo de pelo rojizo mientras establecía una conversación telepática con los demás.-

Supuse que sería el que me vio en la entrada de La Push. Se pusieron en guardia, (bueno, un poco más tensos de lo que ya estaban) con el pelaje erizado y enseñando los dientes.

-Vámonos al bosque, no quiero que mi familia vea esto.

Empezaron a andar, dejándome ir a mí delante. No se fiaban de mí, y mucho menos al ver que no oponía ninguna resistencia. Sabía reconocer una derrota, y sabía que no valía la pena que mi familia muriera para intentar salvarme. Estarían mucho mejor sin mí. Yo nunca debí haber existido. Debería haber muerto aquella noche de 1918, cuando un vampiro mató a mi familia humana, y la siguiente era yo.
Me paré en la mitad del bosque y me di la vuelta.

-No voy a oponer resistencia, ya que no quiero que nadie muera por mi culpa. –bajé la voz.- Al iros, tened cuidado, han enviado a cuatro vampiros. –me quedé quieta y cerré los ojos, esperando que no doliera demasiado.
-Será posible? En serio va a dejar que la matemos sin más?
-Y nos avisa para que sepamos la última oportunidad que tiene para salvarse?
-Será emo?-todos miraron para el último, con incredulidad.
-Tú eres tonto?
-Va, cuanto antes mejor, no vaya a ser que cambie de opinión.

Tomé aire y me despedí de mi familia, deseándoles que fueran felices ahora que yo no iba a estar. Uno de ellos gruñó pero escuché las mentes de los cuatro vampiros. Ahora que hacía? Los delataba o no?

-Paul, vámonos tío, he escuchado algo.
-Queréis que mate a Edward o qué?- me tensé. Por qué todos pensaban eso de mí!?-
-De acuerdo. Pero date prisa, joder!- pude sentir como salivaba el licántropo por poder cazar una nueva presa.- Apúrate, Paul! Los vampiros están cerca, oigo pasos a pocos metros!
-Paul, lo voy a hacer yo.- le dijo otro.
-Ni se te ocurra!- gruñó el aludido.
-Por qué!?
-Porque hace mucho que no mato a un chupasangres.
-Eres un sádico.
-Lo que tú digas.
-Hazlo de una maldita vez, estoy oyendo pasos!
-Vale, joder!

Pero de repente escuché un aullido de dolor. Abrí los ojos. Los cuatro vampiros estaban atacando a esos muchachos! (el más mayor tendría como 21 años).
Solté un chillido y me abalancé sobre Riley, quitándolo de encima de un lobo color oscuro. Tras chocar contra un árbol, se quedó mirándome incrédulo, reflejando mi propio rostro.

-Qué estás haciendo!? Estamos intentando ayudarte!- 

No lo sabía, fue un autoreflejo. No sabía por qué, pero fue como si ese lobo fuera Edward, aunque fuera imposible. En primer lugar porque el muchacho en cuestión se llamaba Paul.

- Apártate o lucha.
-Riley, es sólo un muchacho.
-Es un licántropo! Y quieren matarte! Eres suicida o que!?
-Y si les dejamos ir? De momento no han matado a nadie…
-Eres imbécil. Tú te escuchas cuando hablas?- Mientras Riley seguía halagándome, yo leía la mente de aquel hombre lobo que respondía al nombre de Paul. Estaba en shock.-
-L- la chupasangres a la que quería matar está intentando salvarnos… tal vez debería dejar de tomar cerveza…- se escuchó un aullido de dolor.- Jared! Mierda.
-Vete si no quieres luchar. Es la última vez que te lo repito.- me avisó Riley.

Me di la vuelta para irme. El vampiro ya pensaba en la victoria. Eran cuatro contra cuatro, pero los vampiros solíamos tener mejores cualidades físicas, por mucho que los licántropos quisieran negarlo.
Volví a escuchar otro aullido de dolor junto al de un vampiro al que le habían arrancado algún miembro o trozo de carne. Ya no podía soportarlo más, eran sólo niños. 
Quise correr y volver a casa, pero en lugar de ello, mis piernas se movieron en sentido contrario y empecé a luchar para ayudar a los perros. Mi razón no funcionaba, sólo mi instinto depredador. 


Nunca sabré lo que pasó en mi cabeza para perder el control de aquella manera como nunca antes lo había hecho.


Empecé por Riley, mientras los lobos gigantes se defendían. Pensándolo bien, tampoco hacía algo tan, tan, tan malo. Había matado, sí, pero había salvado a unas cuantas personas de morir desangradas, sobre todo en Seattle. 
Morder, descuartizar, hacer el montón y quemar. La teoría de la selva. Oh, bueno, y si puede ser, que no te muerdan. 

Después de haber acabado con los cuatro vampiros, de los cuales sólo conocía a dos, Riley y Bree, los metamorfos se quedaron mirándome perplejos, tanto, que no sabían ni pensar. Paul echaba humo, por su orgullo herido a causa de que un vampiro le hubiera salvado. Me quedé mirándolos con cara de póquer, esperando su resolución. Con cuanta calma podía esperar mi propia muerte!

Tras varios minutos en silencio, fueron dándose la vuelta uno por uno, obedeciendo la orden del muchacho más mayor, un tal Sam, un lobo de color azabache, en conjunto con sus ojos. 
Empezó a temblar y de un momento a otro volvió a ser humano. En un principio me asusté por si al convertirse se quedaría como Dios lo trajo al mundo, pero afortunadamente tenía unos pantalones vaqueros cortados por la rodilla. El mismo atuendo con el que había visto hacía unas horas al quileute que llamó por Edward. 

-Gracias- aún estaba desconfiado.- No te mataremos, pero no vuelvas a acercarte a Edward. Es un quileute más y lo defenderemos como tal. Si sabemos que sigues viéndote con él y que le haces algún daño, no responderemos y acabaremos contigo ipso facto.- asentí con la cabeza en un movimiento casi imperceptible. Sam se fue, dejándome allí en medio de mis pensamientos.


No podía entender lo que me había pasado. Había luchado contra mi propia especie para defender a la enemiga, los cuales, además, querían matarme. Por qué nunca podía ser medianamente normal? Por qué no podía ser como mi familia? Me encaminé andando a casa, temiendo en todo momento que los metamorfos cambiaran de idea.

Abrí la puerta de la vivienda y entré al salón. Todos en cuanto me vieron soltaron un suspiro de alivio. Alice y Esme trataban de controlar los sollozos que salían de sus gargantas. Santiago me miró esperando respuestas.






viernes, 14 de septiembre de 2012

Tentación./40º Capítulo.























La segunda imagen es de: http://que-oveja-tan-estupida.blogspot.com.es


Soundtrack: Creep- Radiohead




Me había sorprendido mucho que Jasper se preocupara de esa forma por mí. Siempre lo había visto tan serio, tan recto, con tantos remordimientos por su vida pasada, tan tenso para controlar su sed… y sobre todo, con su cuerpo lleno de cicatrices espeluznantes. Ahora me resultan familiares, pero recuerdo perfectamente aquel escalofrío de terror que me recorrió la primera vez que le vi…

[Flash Back]

Estábamos todos temblando de nerviosismo al saber que Alice llegaría en cualquier momento. Las manecillas del reloj parecían no querer moverse, pero todos los nervios se convirtieron en tensión.

-Alice viene con alguien.-anuncié apretando la mandíbula. Escuchamos abrirse la puerta.
-Ya he vuelto!- anunció la voz cantarina de Alice.

Fuimos a saludarla, pero nos quedamos congelados al ver al vampiro que la acompañaba. Era realmente espeluznante.
Tenía todo el cuerpo lleno de cicatrices de mordeduras de vampiro, (la ponzoña dejaba una marca imborrable incluso en nuestra marmórea piel) señal clara de peligro, y unos ojos carmesíes tan vivos como espeluznantes.
Me agaché en posición defensiva y Emmett soltó un siseo amenazante mientras cuadraba los hombros.

-Tranquilizaos, por favor. No es lo que pensáis.- nos pidió Alice.
-Cómo quieres que nos tranquilicemos con este mordedor* aquí delante!?- chilló Rosalie.
-Por favor… - le pidió Alice  a Don Espeluznante mientras lo miraba.

De repente, empecé a sentirme mucho más relajada, al compás que volvía a mi posición original.

-Qué me está pasando?- pregunté sintiendo como si estuviera a punto de desvanecerme. 
-Se llama Jasper y su don es controlar los sentimientos. – respondió Alice. 
-Vale, podrías explicarnos todo mientras tu nuevo amigo deja de hacernos sentir como si hubiéramos fumado marihuana?

[Fin Flash Back]

Escuchamos la puerta abrirse de repente, y alguien subiendo a toda velocidad por las escaleras. Alice se plantó de repente al vernos, a Esme consolándome y a mi sollozando, sentadas en el suelo, en medio del pasillo.

-Elisabeth!- chilló Alice arrodillándose a mi lado y a abrazándome.- qué te han hecho esos malditos perros!?- empezó a inspeccionarme las extremidades como si esperara verme si un trozo de carne. (otra cosa no podía ser, los vampiros no teníamos traumatismos)
-Qué ha pasado? –Jasper apareció de repente. Estaba tan disgustada que aunque no tenía el escudo, no me enteraba de nada.- cómo ha ocurrido esto?
-Llevé a Edward a la frontera de la reserva y un licántropo reconoció mi efluvio de vampiro. –Jasper tensó la mandíbula para no juzgarme, pero sabía perfectamente que era una irresponsable y que había puesto a mi familia en peligro por una estupidez.
-Qué has hecho para echarnos los perros encima?- preguntó Rosalie en tono mordaz en cuanto subió las escaleras seguida por Emmett. 
-Llevó al muchacho hasta la frontera porque estaba lloviendo, pero un licántropo reconoció que era un vampiro.- respondió Jasper por mí.
-Desde cuando somos taxistas? Y ahora tenemos que arriesgarnos por esta tontería!? –me miró con furia.- Eres una estúpida irresponsable y nos estás poniendo en peligro a todos por una estupidez! –Jasper comenzó a calmarla.- Deja de utilizar tu don conmigo, Jasper!
-Estás reprochándole que hable con su alma gemela
-Venga ya! Si ni siquiera ella lo reconoce, por qué voy a tener que tomar eso como una excusa!? Al fin y al cabo, es su alma gemela, no la mía!
-Qué harías tú si no te permitiéramos estar con Emmett?
-Yo no arriesgo a nadie estando con Emmett. En cambio, ella está arriesgando a todo el mundo cuando ni siquiera podrá estar con el muchacho. Si es que salimos vivos de esta…
-Deja de ser pesimista, Rose! Es posible que los licántropos no decidan atacar porque saben que no pueden hacer demasiado con todos los vampiros.- interrumpió Alice
-Crees que una manada de licántropos se rendirá ante cinco vampiros? Habrá bajas, pero por los dos lados.- replicó Emmett, hablando por primera vez. Ni siquiera me miraba a los ojos.
Me sentía como una escoria.
-Piensas levantarte de una vez o qué?- me exigió Rosalie de malos modos.
-Rosalie!- le reprochó Alice
-Cállate, Alice. –le ordenó Rosalie, mirándola con furia.

Jasper se puso delante de su alma gemela, enseñando los colmillos levemente. Emmett le respondió del mismo modo añadiendo un bufido. Esme se tensó y comenzó a respirar con irregularidad.
Maldita sea, estaba destruyendo a la familia! Me levanté entre tambaleos. Esme se levantó rápidamente, sosteniéndome, preocupada.

-Lo siento- dije con voz débil. Rosalie me miró echando fuego por los ojos-
-Que lo sientes? QUE LO SIENTES? Realmente piensas que así arreglas algo!? Que vas a decir si alguno de nosotros muere, eh? “lo siento muchísmo”, “no fue mi intención…” o huirás como haces siempre que algo no te gusta!? Maldita cobarde, todos tenemos siempre que quitarte las castañas del fuego!
-Rosalie…- murmuró Esme atónita y dolorida. Rosalie estaba sacando a la luz sus pensamientos sobre mí. Sólo le faltaban los cuernos y el rabo de flecha para convertirse en el diablo.
-Tienes toda la razón.- coincidí
-Eso ya lo sé- interrumpió airada.
-Discrepo- pensó Alice.
-Emmett, suéltala por favor. –me miró confundido pero apartó sus manos de hierro de los hombros de Rosalie.- Quieres pegarme, Rosalie Hale? –todos abrieron los ojos aterrorizados.- Quieres hacerme pagar por mis errores? Quieres educarme? Hazlo. Descarga tu furia conmigo. Pégame. Dame una bofetada que me cruce la cara. Estámpame contra la pared. No me defenderé ni te lo reprocharé. He hecho demasiado daño a esta familia como para no recibir mi castigo.-Rosalie comenzó a temblar.

-HAZLO SI ESO ES LO QUE DESEAS,- proseguí.- SI ESO TE VA A HACER SENTIR MEJOR! ERES ROSALIE HALE, HIJA DEL BANQUERO GERARD HALE! Y en cambio, que soy yo, eh? Una doña nadie.  HAZ VALER TU NOMBRE Y DAME MI MERECIDO!-No sabía si me había vuelto loca, lo único de lo que estaba segura era de que necesitaba algo para sentirme mejor.

Todos se habían quedado sin respirar, aterrorizados. Rosalie y yo estábamos frente a frente. Mirándonos a los ojos. 
Di un paso hacia ella. Rosalie levantó el brazo izquierdo, temblorosa, casi involuntariamente, debatiendo en su interior entre lo que estaba bien y lo que ella deseaba. Levanté un poco el rostro y cerré los ojos. Esperando el golpe.

-Ni se te ocurra ponerle la mano encima, Rosalie.- abrí los ojos al tiempo que los demás giraban la cabeza a la proveniencia de la voz… Carlisle.
- C-Carlisle…- suspiró con alivio Esme. Salió corriendo hacia él y se abrazaron. 
-Tranquila, ya estoy aquí…- le susurró intentando calmarla. Nos miró a Rosalie y a mí.- Se puede saber que está ocurriendo aquí!?
-Elisabeth acompañó a Edward hasta la reserva porque llovía, pero aunque lo dejó a la entrada, un licántropo reconoció su efluvio de vampiro y es posible que vengan hacia aquí.- resumió Jasper.
-Gracias, Jasper. Y por eso dos de mis hijas se iban a pelear?
-Por ESO!? Carlisle, vamos a tener que luchar contra los metamorfos! No sabemos cuántos son y alguien podría morir!- exclamó Rosalie.
-Las cosas no se arreglan a bofetadas, Rosalie, y creía habértelo enseñado.
-Elisabeth me lo pidió!- se agarró a un clavo ardiendo
-Escuché los gritos desde la entrada; pero eso no es excusa, Rosalie. La culpa es del que levanta la mano.
-Arg! Siempre te pones de su lado! Lo has hecho durante todo este siglo!
-Rosalie, no estás siendo justa- intervino Esme.
-Y tú igual! Y Alice igual! Todos igual! Todos estáis en contra mía! –empezó a gritar Rosalie, moviendo los brazos. Jasper la calmó.- Jasper, para...-pidió con tono repentinamente somnoliento.
-No, Rosalie. O te calmas o te dejo en estado vegetativo
-Imbécil.- murmuró la aludida. Alice bufó.- De acuerdo, me voy. Seguid todos como perritos falderos a esta estúpida. Vámonos, Emmett. –él no se movió.- Emmett… no pensarás luchar!
-Claro que sí
-Cómprate un perro de peluche y lucha contra él si te aburres, pero tampoco hace falta que te mates!
-Elisabeth es mi hermana y voy a protegerla. –me empezaron a picar los ojos. De nuevo, tuve ganas de llorar.
-Emmett, si esto es una broma, no tiene ninguna gracia.-advirtió su alma gemela.
-No es ninguna broma.
-Está bien, lucharé. Pero no por ella.- se rindió. Miró hostilmente en mi dirección.- Como le ocurra algo a Emmett, no lo contarás.- asentí casi sin mover la cabeza. Yo no les había pedido que lucharan, pero Rosalie nos haría un favor, a mí y a toda la familia, si me mataba en caso de que algo malo le ocurriera a alguno.-
-De acuerdo. Vamos a ver, esto es lo que nunca debéis hacer… -comenzó a explicar Jasper.

Pero yo no le escuchaba, un guardia de los Vulturi venía hacia aquí. Se escuchó un golpe fuerte en la planta baja, y después del susto inicial, bajamos a toda velocidad. Nos encontramos a Santiago en la puerta.

-Qué ocurre?- preguntó Carlisle.
-Los licántropos están en la frontera. Dicen que no vienen a luchar, sólo quieren a Elisabeth Cullen y se irán. Pero ya hemos enviado a cuatro vampiros para tenderles una emboscada…- no le dejé terminar. Salí corriendo hacia la frontera.



*Rosalie se refiere con lo de mordedor a los objetos que utilizan los bebés para morder cuando les están saliendo los dientes. Estaría designando a Jasper como un mordedor para vampiros.

No intentéis entender a Elisabeth. Su mente es como la mía, objeto de estudio. xD
Qué ocurrirá ahora? Claramente los licántropos quieren matar a Elisabeth...
Lo descubriréis en el próximo capítulo!

domingo, 9 de septiembre de 2012

Tentación./ 39º Capítulo.






Soundtrack: Hearing Damage- Thom Yorke





-Edward!? Eres tú!?- nos sorprendió una voz a lo lejos.
Era un muchacho musculoso, moreno, con el pelo negro y corto y vestido solamente con unos tejanos cortados a la altura de la rodilla. Un licántropo.

-Bueno… gracias otra vez por traerme.- sonrió avergonzado.
-De nada. Parece que ha dejado de llover.
-Sí. Hasta mañana a las ocho, no?
-Sí. En el instituto. Te llevo yo en el coche.
-Vale
-Acuérdate de Amanda
-Vale.

Abrió la puerta, salió, la cerró, cogió la moto y saludó al licántropo. En cuanto Edward se acercó un poco a él, el hombre lobo abrió las aletas de la nariz y abrió desmesuradamente los ojos.

-Maldito chupasangres…- pensó

Arranqué y me fui a casa a toda velocidad. Mierda, mierda, mierda…!
Seguramente mañana no habría excursión. Sería lo mejor.

Llegué a casa preocupada por si alguien me seguía. Entré a toda prisa cerrando la puerta con un portazo.

-Y ahora qué te pasa!?- me exigió en tono mordaz Rosalie, que estaba sentada en el sofá leyendo un libro.
-L-licántropo- respondí hiperventilando. Se levantó casi saltando del sofá, hecha una furia.
-Lo sabía! Es que lo sabía! Qué has hecho ahora, imbécil!?- empezó a sacudirme cogiéndome por los hombros. Me la sacudí y le enseñé los colmillos mientras gruñía.
-Qué está pasando aquí!? –gritó Esme entrando en el salón.- Rosalie, Elisabeth! Tranquilizaos ya!
-La imbécil de Elisabeth nos ha echado a los licántropos encima!- gritó Rosalie.
-QUÉ!? Elisabeth, tú… -Esme me miró con una mezcla de miedo por los licántropos y pena. 
-No, no, NO! –grité- No lo he matado, si eso es lo que pensáis!
-Genial, lo ha desangrado. –bufó Rosalie.- Y cuando recupere la conciencia se lo contará a todo el mundo y los Vulturis se tendrán que hacer cargo matando a medio Forks, si es que no mata también a uno de nosotros! Y luego los perros se encargarán de los restos!
-Deja ya de montar películas!- exigí
-Rosalie, cálmate. Elisabeth, cuéntame que ha pasado. Y repliega los colmillos. –ordenó Esme. Rosalie soltó otro bufido y se fue dando un portazo.

Inspiré varias veces y luché para replegar los colmillos. Fui a la nevera a por un vaso de sangre, la boca me sabía a cobre.
Me senté en el sofá junto a Esme.

-Y bien? Comienza
-La verdad, no sé por donde empezar…
-Por el principio, siempre por el principio
-De acuerdo. Edward y yo nos sentamos juntos a la hora del almuerzo. A la salida, estaba lloviendo y él no tenía coche, sino moto, por lo que me ofrecí a llevarlo a casa.
-Entraste en la reserva!?
-No, lo dejé en la entrada, pero un licántropo fue allí al escuchar el motor del coche, me parece que era el hombre lobo que vivía con él. Cuando Edward fue a saludarle, él reconoció el olor, se enteró de que yo era un vampiro y no estoy muy segura de si me van a seguir o no.
-Está bien, llamaré a Jasper. Tenemos que estar preparados.
-Preparados para qué? No pensaréis luchar…
-No pienso enviar a la muerte a un miembro de esta familia
-NO! ESME, POR FAVOR!
-No pienso discutirlo
-Esme! Es responsabilidad mía! No os arriesguéis por mi, por favor!

Subió a su habitación haciendo caso omiso de mis ruegos y se encerró allí para que no pudiera impedirle llamar a Jasper. Subí igualmente y llamé fuerte a la puerta. 

-Esme! No lo hagas, por favor! –empecé a oír murmullos. Bajé mi escudo mental.

-Qué ocurre?- preguntó Jasper cogiendo el teléfono
-Elisabeth ha tenido un problema con los licántropos.
-Ella está bien!?- preguntó preocupado
-Sí, sí. Está en el pasillo aporreando la puerta de mi cuarto. Jasper, creo que vienen hacia aquí.
-QUÉ!? Vamos enseguida
-Vale, yo avisaré a Carlisle.- colgaron a la vez

-ESME! NI SE TE OCURRA! ABRE LA PUERTA! –no me iba a hacer caso, de modo que me preparé para derribarla de una patada. –una, dos…- susurré entre dientes preparándome. 
-Ni se te ocurra, jovencita –me avisó abriendo la puerta.- No tienes nada que hacer, tus hermanos vendrán enseguida y Carlisle saldrá del hospital en unos instantes.
-P-pero… -empecé a sollozar.
-Hija?- me preguntó preocupada y a la vez sorprendida.- Nunca la había visto sollozar de repente…- pensó.
-Por qué hacéis esto? Por qué os arriesgáis por mi? –pregunté entre sollozos.
-Porque eres parte de la familia, y las familias se ayudan entre sí.
-N-no quiero que luchéis. Yo asumiré las consecuencias de mis actos.
-No lo permitiré
-No podría cargar en mi conciencia la muerte de uno de vosotros por mi irresponsabilidad
-Lo hecho, hecho está.
-Madre…- volví a sollozar. Me abrazó con ternura, sin juzgarme, y eso me hizo sentir todavía más culpable.
- No dejaremos que te ocurra nada. Te queremos y no podríamos soportar perderte

Ella está bien!?” las palabras de Jasper resonaron como campanas en mi cabeza. Nunca habíamos tenido una relación más especial que la que tengo con el resto de mis hermanos. Sólo con Alice tenía un vínculo especial. 
Me había sorprendido mucho que Jasper se preocupara de esa forma por mí. Siempre lo había visto tan serio, tan recto, con tantos remordimientos por su vida pasada, tan tenso para controlar su sed… y sobre todo, con su cuerpo lleno de cicatrices espeluznantes. Ahora me resultan familiares, pero recuerdo perfectamente aquel escalofrío de terror que me recorrió la primera vez que le vi…


Empiezan los problemas...
Atacarán los licántropos? Qué pasó en el primer encuentro con Jasper?
La respuesta a estas preguntas y mucho más en el siguiente capítulo!


sábado, 1 de septiembre de 2012

Tentación./ 38º Capítulo.




Imagen propiedad de: http://que-oveja-tan-estupida.blogspot.com.es/


Soundtrack: Done all wrong- Black Rebel Motorcycle Club (escuchar hasta que aparezca el siguiente)




Durante toda la hora me quedé pensando en lo que había pasado. Si Edward se sorprendía porque sabía hablar francés, que pasaría si descubría que yo era un vampiro? No quería ni imaginarlo.

Pasaron las dos últimas clases. Salí al exterior para irme a casa en mi Volvo, pero, para variar, estaba lloviendo.

-Elisabeth!- me llamaron cuando iba a poner el pie izquierdo en el asfalto para encaminarme a mi automóvil plateado. Me di la vuelta.
-Hola, Edward. -Le saludé con una sonrisa.
-No tienes paraguas?- le miré confundida
-No, por qué?
-Porque está lloviendo, tal vez?
-Oh, cierto. –el agua no me hacía otra cosa que mojarme. Ni siquiera cogería un resfriado.
-Cómo se te ocurre estar en Forks sin un paraguas? Ni siquiera llevas chubasquero!
-Es que… me lo olvidé- mentí
-Bueno, toma el mío. –se lo quitó y me lo tendió
-Qué haces? No, no puedo aceptarlo
-Por qué no?
-Tienes paraguas?
-No
-Responde eso a tu pregunta?
-Acéptalo, no me gustaría que pillaras un resfriado.
-No, tú eres el que vas a pillar el resfriado. Quédatelo tú. Además, mi coche está muy cerca.
-No pienso permitir que…
-Calla –le corté- Sé lo que me hago. No lo pienso aceptar.
-No voy a conseguir hacerte cambiar de opinión?- negué con la cabeza- Bueno, -suspiró- también se dar un caso por perdido.
-Veo que por fin te das cuenta –refunfuñó algo ininteligible.
-Me dejas al menos que te acompañe a tu coche? O no tienes?
-Pues claro que  tengo! Tienes tú uno que arranque?
-No exactamente
-Piensas ir andando hasta la reserva!?
-No. Te gustaría ver a Amanda? –le miré con cara de completa consternación.
-Vas montado encima de alguien?- Soltó una carcajada. Realmente no había estado muy avispada con ese comentario.
-No puedo creerme que TÚ hayas dicho eso.
-Lo siento, se me han fugado las neuronas.
-Ven te la enseñaré. Ten cuidado, como sigas tan lenta de reflejos te atropellará alguien.

Solté una risa-gemido porque probablemente se llevaría más daño el coche que yo. Seguí a Edward por el aparcamiento empapándome.
Um… mi ducha no le vendría bien a la tapicería.

-Tachán!- me mostró con entusiasmo un vehículo de dos ruedas con un lacado negro y brillante.
-Es… una… moto
-Sí. Una auténtica Harley Davinson.
-Y… cuántos siglos tiene esa… antigüedad?- frunció un poco el ceño
-Es de los 50, un auténtico clásico. Hace unas semanas mi primo y yo la terminamos de restaurar. Él ya tenía una, así que me dejó ésta para mí.
-Bueno. No quiero quitarte la ilusión, pero las motos para Forks no son demasiado prácticas. –Miró al cielo aunque aún no había escampado y frunció los labios.-
-De eso ya me he dado cuenta
-Quieres que te lleve?– le ofrecí. Debí haberme mordido la lengua. Si entraba en la reserva, me metería en un buen lío.
-No hace falta
-No me siento tranquila sabiendo que vas a conducir eso en el asfalto mojado.
-Eso es mi medio de transporte mientras no consiga un vehículo de cuatro ruedas.
-Perdona. Lo siento, Amanda –solté una risilla.- En serio, deja que te lleve al menos hasta la entrada de la reserva.
-Y qué hago con la moto?
-La remolcaremos con el coche. –O te la llevaré a cuestas. Ja, ja.-
-Está bien
-Vamos. Quieres que te ayude?
-Gracias pero no.

La mayoría de los alumnos ya se habían ido, de modo que estábamos casi solos en el aparcamiento. Edward me siguió hasta el coche mientras remolcaba la moto.

-Es este
-Oh…-soltó con admiración. La verdad, no era para tanto.- Es genial. Es un C30?
-Sí. Tienes algo para sujetar a tu vehículo de dos ruedas?
-Creo que sí. –comenzó a rebuscar en las bolsas que colgaban de los laterales hasta que sacó una cadena especial para remolques.- Servirá ésta?
-Me parece que sí.


Se la quité de las manos y me arrodillé para colocarla, pero al hacer el ademán de poner la rodilla en el suelo, me sujetó el brazo.
La garganta volvió a estallarme en llamas al notar el calor de su piel a pesar de mi cazadora y de mi camiseta de manga larga. Pero lo que más me asustó fue, de nuevo, la corriente eléctrica que parecía hacer revivir mi corazón.

-Eh, eh, eh. Espera un momento. –me ordenó Edward. Luché por replegar mis colmillos antes de hablar.-
-Y ahora qué pasa?
-No pienso dejar que te arrodilles en el suelo mojado
-Otra vez no… -gemí
-Yo lo haré –me interrumpió haciendo caso omiso de mi gemido. Me arrebató la cadena de las manos y, tras arrodillarse, empezó a unir los vehículos.- Ñisto.
-Cuántos años tienes? –pregunté
-Diecisiete, por qué?
-Porque no es normal que un adolescente del siglo XXI actúe con modales propios del siglo XX o incluso anteriores. –Me sentía maleducada a su lado. Rió un poco-
-Mi primo dice que veo demasiadas películas antiguas. Que como siga así pareceré un abuelo de 100 años. -110, corregí para mis adentros.- A ti te lo parezco?
-Simplemente me extrañó. –Estaba más que acostumbrada a esos modales en casa y por parte de los otros vampiros.- Pero me gusta, se está perdiendo mucho la caballerosidad. Ahora piensan que ser caballero es ser machista, y no se parecen en nada. El machismo es el nulo respeto a la mujer como persona, mientras que la caballerosidad es todo lo contrario.- Se quedó callado y yo comencé a ponerme nerviosa.
-Tú también ves muchas películas antiguas no?
-Sí, yo también estoy obsesionada además de ser anticuada. Vamos, entra, te estás empapando.
-Pues tú no es que estés seca precisamente…-entré en el coche y cerré la puerta. Encendí la calefacción y quité el CD de Elvis. Puse otro al azar. Edward abrió la puerta y entró.- Siento estropearte la tapicería.
-No te preocupes.

Soundtrack: Claro de Luna -Debussy


-A que te refieres con lo de ser anticuada? –en ese momento empezó a sonar mi melodía favorita.- Claro de Luna?
-Te gusta la música clásica?
-Un poco, sólo me gustan mis favoritos
-Conoces a Debussy?
-Claro de Luna es una de mis piezas favoritas. 
-Cómo conociste la música clásica? Por tus padres?
-En el colegio, y yo les enseñaba lo que escuchaba. Y tú?
-A mis padres también les gusta. Carlisle y Esme me inculcaron el amor por la música desde muy pequeña.
-Por eso te consideras anticuada?
-Bueno, por eso y por varias cosas más.
-Cómo cuáles?
-Bueno… supongo que tengo la mentalidad de alguien de principios del siglo XX.
-A qué te refieres?
-Pues… que soy de esas chicas que piensan en casarse casi después de terminar los estudios, vivir en una pequeña casa, con su marido y sus hijos correteando por el jardín. Esas mujeres que se sientan felices cuidando a sus hijos y teniendo un marido que las quiera y que le salude con un tierno beso al volver cada día del trabajo. – Edward se quedó mirándome sin decir nada- Qué? Te asusté? 
-Cuántos años tienes?
-Diecisiete- respondí con rapidez
-Realmente pareces alguien de siglo pasado.- Tosí un poco para ocultar mi nerviosismo.
-Ya hemos llegado –me paré delante de la entrada a la reserva
-Gracias por traerme
-No se merecen. –sonreí y él me devolvió la sonrisa.

Hasta ese momento no me había dado cuenta: las gotas de lluvia caían poco a poco de su cobrizo y mojado pelo. Una gota cayó de la punta de su cabello a su rostro.
Cubrí mi mano derecha con la manga de la chaqueta y le sequé la gota de agua. Sus pulsaciones aumentaron considerablemente, y su respiración se volvió irregular.

-Elisabeth…- suspiró y se acercó un poco a mí.

Se iba acercando poco a poco, mirando mis labios mientras yo me quedaba hipnotizada e hiperventilando. No podía hacer nada, sólo podía pensar en él y en su aroma.

-Edward!? Eres tú!?- nos sorprendió una voz a lo lejos.

Era un muchacho musculoso, moreno, con el pelo negro y corto y vestido solamente con unos tejanos cortados a la altura de la rodilla. Un licántropo.


Chun, chun, chuuuuuuuuuuuuun!!
No os quejaréis, este ha sido largo!
Amanda: típico nombre de vehículo xDD
Discusiones estúpidas por ver quién es más caballeroso mientras ambos se mojan... en fin...