Mis Novelas.

Mis Novelas.

sábado, 26 de mayo de 2012

Turning Page (Parte VI)




Soundtrack: Nothern Lights- Cider Sky




-El número al que llama no está disponible en estos momentos, por favor, inténtelo de nuevo más tarde o, directamente, vaya a estudiar la velocidad con la que caen las manzanas.- contesté mordaz. Sentí como intentaba ahogar una risa. Cuando estaba a punto de acabar de recoger mis pertenencias, sentí como unas manos fuertes me cogían de la cintura. Ahogué un grito cuando sentí mi espalda pegada al torso de Tristán y su respiración en mi oreja, haciendo que me costara respirar, concentrarme, y que mis neuronas hicieran sinapsis. 




-No te enfades, mi amor…- susurró con voz melodiosa. Mis ojos se cerraron involuntariamente cuando intentaba ahogar un suspiro.- Sabes que jamás te llamaría tonta porque no hay nada más lejos de mi pensamiento. Antes renegaría de la teoría heliocéntrica que afirmar que no eres inteligente. Mentiría como un auténtico bellaco. Perdóname, por favor.- apartó mi cabello, dejando mi cuello libre y depositó un beso debajo del hueco de mi oreja. Gemí bajito.
-Eso no vale, científico tramposo.- acusé.- Seguramente estás utilizando tus conocimientos sobre química para hacer que mis moléculas, y por lo tanto mis hormonas, comiencen a moverse como locas.- Rió con voz ronca.
-Eso sería que te estoy aplicando calor, Isolda.- explicó.- De todas formas, no me hace falta cambiar tu estado de agregación. Hay algo que nuestras moléculas experimentan a la vez, y es que cuando estás junto a mí, experimentan una aceleración de 125 m/s2. Es decir, que sé cómo volverte loca.- Dijo, pagado de sí mismo. Odiaba reconocer que era cierto, pero no podía dejar que me ganara solamente con susurrarme palabras al oído, era una cuestión de orgullo!
-Eso te pasará a ti, que eres hombre. Suéltame, imbécil. Me voy a buscar a uno de letras, que probablemente me entenderá mejor.- Conseguí zafarme de su presa y cogí mi bandolera para comenzar a caminar. No alcancé a dar dos pasos cuando me cogió por la cintura y choqué contra su pecho.
Levantó mi cabeza poniendo su mano bajo mi mentón.
-Todavía no sé si estás actuando o si te he enfadado de veras, y si es lo segundo, no comprendo qué hice mal. Te has puesto celosa de un bulldog?- entrecerré los ojos. 
-De ciencias tenías que ser. 
-Pero qué tiene que ver ahora que sea de ciencias?
-Pues que si no tiene una fórmula matemática ya no enteras de qué va el tema! BRO-ME-A-BA, pero sabes una cosa que odio? No poder resistirme a ti. Que sepas todos mis puntos débiles, que a veces me conozcas mejor que yo misma, que sepas lo que tienes que hacer para callarme y que siempre ganas todas las discusiones porque en vez de darme la razón me besas! A veces eres odioso, en serio! Rescataría mi compás de las profundidades olvidadas de mi armario para pincharte con él! Y luego cuando, de repente, cambias de personalidad: pasas de un chico superdulce a un estúpido egocéntrico que dan ganas de meterlo en un cohete y enviarlo a Marte! Y sabes lo que más me molesta de eso? Que no lo odio completamente, eres odiosamente adorable! Y…- no pude seguir despotricando porque sus labios comenzaban a tomar posesión de mi boca. Obligué a mi mente a volver a tomar el control.- Podrías… dejar… de… besarme?- pregunté cuando podía entre beso y beso. Se separó unos centímetros de mí, con una ceja levantada.- 
-Es eso lo que realmente quieres?- Comencé a balbucear cosas sin sentido. Una sonrisa pícara se extendió por su rostro. Me acorraló en la pared.- Que sepas que los de letras no besan así ni por asomo.- Corroboró su afirmación besándome de nuevo mientras me cogía por la cintura.
-Pues no creo que tú hayas aprendido a besar así en los libros de matemáticas, Tristán.- aventuré mientras intentaba respirar a un ritmo normal.
-Es que no dedico las 24 horas del día a las ciencias. 8 horas las dedico a dormir, por lo tanto me quedan 16 horas… –aplaudí sarcástica.
-Bravo, genio. Ha sido una operación muy complicada.- puso los ojos en blanco pero continuó haciendo caso omiso.
-Después, quítale tres horas, las cuales las dedico a comer en las 3 principales comidas del día, aproximadamente. Cuantas me quedan, Isolda?- preguntó burlón.
-Trece.- respondí como un niño de parvulario.
-Muy bien. A la salida te doy una piruleta.- Le pegué un puñetazo suave en el pecho.- Ay! violencia no, eh?
-Vas a terminar o qué? A este paso me saldrán arrugas.
-Pues de esas trece, dedico como mucho dos a buscar otras cosas. Aunque, de todas formas, mi pericia al besar es un talento natural.
-Arg! Este es uno de los momentos en los que no sé si mandarte a recoger amapolas al campo o besarte!- exclamé exasperada.
-Déjame que decida por ti.- 


Sus labios volvieron a moverse de nuevo contra los míos y mis dedos se enredaron en su cabello. Sus manos bajaron de mi cintura hasta mis rodillas, le ayudé saltando para que me elevara del suelo y enredé mis piernas en su cadera. Los besos comenzaron a subir de nivel, y nuestras respiraciones erráticas comenzaron a inundar el ambiente. Sentí, para mi sorpresa, como sus manos se enroscaban en mis pantorrillas y sus labios pasaban a mi cuello. 
Sentía el corazón en las sienes y mis labios ardían, pero era una sensación fabulosa. En cuanto mis pulmones pudieron coger una cantidad razonable de oxígeno, mi mente se aclaró.


-Tristán, estamos en sitio público, nos pueden pillar…- Conseguí decir con dificultad.
-Estamos solos- le escuché decir en mi cuello.






Ala! Subí a pesar de que solo tuve un comentario, eh? Anda que ya os vale... ¬¬"
Si os está cansando Turning Page decídmelo. En un principio iba a ser un OS, pero se me ha ido de las manos... es que me encanta esta pareja...!!
Si los libros de matemáticas enseñan a besar de esa manera, creo que voy a empezar a leerlos... xDD (o me busco un matemático que me es más facil) (¿?)
Bueno, espero algún comentario más, porfis, porfis... En nombre de la ciencia! (¿?)

sábado, 19 de mayo de 2012

Turning Page (Parte V)

Tristán e Isolda- La Historia


-Eres increíble, protoncito mío.- Se me escapó una risita cuando escuché el nombre que me había puesto el día que habíamos ido al museo de ciencias.
-Sabes que es un nombre que suena muy estúpido, verdad?
-Eres el xenón de mi radón.- soltó. Ambos empezamos a carcajearnos. 
-Deberías ponerte la mascarilla en el laboratorio cuando mezclas compuestos, los gases te están friendo las neuronas.- Acaricié su nariz de forma juguetona. Suspiré y enredé mi mano derecha en su cabello.- ac tamen amare.
-Que yo soy qué?
-Y sin embargo, te quiero.- traduje antes de juntar nuestros labios. Nos quedamos en silencio varios minutos mientras en la sala solamente se escuchaba el sonido de nuestras respiraciones.-Nunca has sentido la sensación de ars longa, vita brevis? – se quedó unos segundos en silencio.
-Yo es que soy de ciencias.- fijé la vista en su rostro con una ceja levantada.
-Has entendido algo de lo que  he dicho?
-Claro…no.
-Lo siento. A veces no me doy cuenta de que no todo el mundo habla latín.- me disculpé.- Significa el arte es largo, la vida breve; es decir, que hay poca vida para lo mucho que se puede aprender.
-Sí. Hay tantas cosas que me parecen interesantes pero no me puedo dedicar a ellas, porque siempre descubro algo nuevo en lo que estoy estudiando.
-Exacto.- coincidí.- Oh, por cierto, tengo una cosa para ti.- Salí con fastidio de la calidez de su abrazo y rebusqué en mi bandolera. Saqué un tomo de Tristán e Isolda y se lo tendí.- Fue el primer libro que me regalaron. Mis padres me lo dieron después de decirme que me habían puesto mi nombre porque la misma noche que fui concebida, ellos habían ido a ver Tristán e Isolda al teatro. Pensé que te gustaría conocer la historia de nuestros tocayos.- sonrió.
-Me encanta. Pero no será el mismo libro que te regalaron ellos,no?
-No, no. Ese es mi tesoro. Conseguí una copia de la misma edición.- asintió conforme. Ojeó el libro por encima y se paró en la hoja del título.-
- Eius finis erat tragici, sed dilexit modo quod hodie. Ego amare. Eternum Tuus ,Isolda.- leyó. Levantó la vista hasta encontrarse con mis ojos, más pequeños de lo normal por la sonrisa que se dibujaba en mi rostro.- Podrías traducírmelo?- Negué con la cabeza, y las ondas de mi pelo acariciaron mis mejillas.
-Me da demasiada vergüenza. Además, quiero imaginarme la sorpresa de tu rostro al descubrirlo. Si lo pones en un traductor seguro que te lo traduce lo suficientemente comprensible.
-Eres más mala que el fósforo, el arsénico y el antimonio formando oxoácidos.- me quedé callada unos minutos intentando encontrarle el sentido al chiste.
-Claro que sí, campeón.- solté al no encontrarle solución alguna a aquella incógnita.
-Si me besas te explico el chiste.
-Tiene que ver con ciencias, así que creo que podré sobrevivir.-Bromeé. Entrecerró los ojos e hizo un mohín.
-No hay más tonto que el que no quiere aprender.- abrí la boca al escucharme insultada.
-Me estás llamando tonta?
-Yo no se lo llamé a nadie. Si te das por aludida será porque sabes que lo eres.- contestó malévolo. Fruncí los labios imitando su expresión.
-Que sepas que estaba bromeando, que iba a besarte y además me reiría con el chiste en cuánto lo entendiera.
-Yo también bromeaba.- se excusó.
-Pues ahora si quieres besa al bulldog que está cruzando el paso de peatones enfrente de la biblioteca. Y aprovecha para explicarle el chiste. Igual le hace gracia, y todo.
-Lo haría, pero no quiero que el pobre perro sufra por un amor imposible. Además, te pondrías celosa.- rebatió, actuando, pagado de sí mismo. Alcé la cabeza con orgullo y me agaché a coger mis cosas.- Isolda?- no contesté mientras recogía mis cosas.- Isolda, qué pasa?
-El número al que llama no está disponible en estos momentos, por favor, inténtelo de nuevo más tarde o, directamente, vaya a estudiar la velocidad con la que caen las manzanas.- contesté mordaz. 

Sentí como intentaba ahogar una risa. Cuando estaba a punto de acabar de recoger mis pertenencias, sentí como unas manos fuertes me cogían de la cintura. Ahogué un grito cuando sentí mi espalda pegada al torso de Tristán y su respiración en mi oreja, haciendo que me costara respirar, concentrarme, y que mis neuronas hicieran sinapsis. 



Hola! aquí estoy de nuevo! Aquí os dejo la traducción de la dedicatoria de Isolda:

Su final fue trágico, pero se amaron de la misma forma de la que lo hacemos hoy nosotros. Te amo. Siempre tuya, Isolda.

^^ espero que os haya gustado.

domingo, 6 de mayo de 2012

Turning Page (Parte IV)





Soundtrack: River Flows In You- Yiruma



Fui hacia el pasillo cinco y repasé los nuevos ejemplares. Cogí dos de ellos que me interesaban y busqué otro para Tristán. Me sorprendía que alguien tan inteligente como él no leyera nada de literatura simplemente por placer. Me decanté por “El Código Da Vinci”, le haría pensar, y suponía que lo mejor para aquella mente despierta era una lectura participativa. 
Cargué con los ejemplares hasta el pasillo dos. Lo encontré absolutamente sumergido en la lectura de un libro bastante grueso. Bufé cuando vi el titulo.

-Tristán, en serio, química general? La lectura es para viajar, para disfrutar, para evadirte de la realidad, no para hacer ejercicios de disoluciones!- Cerró el libro avergonzado.- Ven conmigo.- Lo llevé hasta los pufs apartados.
-Puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-Por qué venimos tan temprano?
-Porque no hay gente a esta hora, y podemos hablar con tranquilidad sin molestar a nadie.- Nos quedamos unos segundos en silencio.- Hay algo que me reconcome…- rompí el hielo.
-Qué cosa?
-No consigo entender cómo alguien tan inteligente como tú no lee ninguna obra literaria simplemente por placer. 
-Hace años leí varios libros por probar pero no conseguía meterme en ellos.- Solté un suspiro, aliviada.
-Oh, pensé que era más grave!- exclamé emocionada.- Eso fue porque no conseguiste encontrar tu estilo de libro y desististe demasiado pronto. Pienso que hay un libro para cada persona. Yo también tuve una época de esas, pero era porque o el estilo del autor no se adaptaba a mí o simplemente porque la historia no me atrapaba. He encontrado un libro que tal vez te guste.- Le tendí el ejemplar de Dan Brown.- Has visto ya la película?- negó.- Perfecto. Si sabes el final de un libro ya no es lo mismo. Creo que el tipo de narrativa que pide la participación del lector es la que más te va. Eres una mente muy despierta y te aburre que te cuenten una historia sin que puedas participar en ella, que te lo den todo masticado, me equivoco?- Abrió la boca con estupefacción.
-Desde cuando lees mentes?- sonreí.
-Has probado con la poesía?
-Sí. Pero no la entiendo.
-Ese es el problema que tenéis todos los de ciencias. Necesitáis una solución para todo, todo tiene que tener una explicación, y tiene que ser blanco o negro. 
-Te importaría dejar de insultarme?- interrumpió.- Te recuerdo que puedo hacer una lámpara con lejía. Un respeto, por favor.
-Perdona.- me disculpé y le di un rápido beso en la mejilla que él intentó devolverme en los labios, pero fui más rápida. Reí por lo bajo cuando se enfurruñó cual niño pequeño.- Tristán, el arte no hay que entenderlo, hay que vivirlo, sentirlo. O al menos eso es lo que pienso yo, aunque todos los profesores de literatura se empeñen en lo contario. Y la poesía es arte. No me malinterpretes, entender un poema siempre es mejor, pero yo soy feliz pensando que un poema habla de un amor imposible aunque hable de la muerte. En mi opinión, la poesía tiene todas las formas de interpretación que una persona puede darle.
-Te gusta la poesía tanto como a mí esnifar ácido clorhídrico, eh?- bromeó recordando mi insulto el día que nos conocimos. Nuestras risas se elevaron entre el silencio de la biblioteca. 

Adelaida apareció entre dos estanterías de literatura francesa.

-Isolda, me voy a tomar un café. Puedo fiarme de vosotros?
-No.- susurró Tristán por lo bajinis, haciendo que me entrara un ataque de risa.
-Sí, sí, claro, Adelaida, ya me conoces. Me hago responsable si pasa algo.- prometí con lágrimas de risa en los ojos.
-De acuerdo.- nos dejó solos sin mucho convencimiento. Le pegué un puñetazo suave en el hombro a mi novio que se reía como un loco.
-Tú eres tonto? No me hagas reír así cuando intento parecer seria y responsable!
-No es culpa mía ser gracioso, es un talento natural.- se disculpó pagado de sí mismo.
-Eres más tonto que el que asó manteca.
-Bueno, dejemos de hablar de mí. Cuéntame algo sobre tu vida, que seguro es mucho menos interesante que la mía, pero es lo que hay si quiero ligar esta noche.- Bromeó haciéndose el engreído.
-Imbécil. Todavía no entiendo cómo pude enamorarme de ti.- Se puso serio de repente.
-Yo tampoco. Te miro ahora, enfrente a mis ojos, pudiendo tocarte con facilidad y me pregunto qué hice bueno en esta vida para tenerte, aunque no te merezca.- Sentí cómo un nudo se formaba en mi garganta de la emoción. Me levanté del puf, y tras él abrir sus brazos, me senté encima de sus rodillas y comenzó a acunarme entre sus brazos como una niña pequeña, aspirando el aroma de mi pelo después de besar mi coronilla. Apoyé mi frente en el hueco de su cuello. 
-Jamás pienses que no me mereces. Cada día intento entender qué hay de especial en mí para que me hayas elegido. Y, aunque a veces me den ganas de clavarte un compás cuando dices esas tonterías de engreído, pienso en el gran hombre que eres: sensible, alegre, inteligente y romántico entre otras cosas; entonces pienso que no podría enamorarme de otro hombre.- Hice una pausa.- Stare cum mecum, amare.-  susurré en el hueco de su cuello. 
-Qué significa?- Intenté esconderme de su mirada al sentir cómo la vergüenza me invadía.
-Me… me da vergüenza decirlo en alto.
-Estamos solos tú y yo…
-Quédate conmigo, amor.- traduje con un hilo de voz. Su respiración se volvió irregular al compás que en mis mejillas se dibujaban dos pétalos de rosa.
-Jamás me marcharé, Isolda, a menos que tú así lo desees. No soy lo suficientemente fuerte. Tengo demasiadas razones para quedarme, amor mío.- Comenzó a susurrarme versos de Romeo para mi completa estupefacción.

         ¡Es la alondra, ay de mí! ¡La mensajera del día! 
        ¡Ves esos celosos rayos que doran el horizonte; 
       las antorchas de la noche palidecen, y la aurora 
       se levanta sonriendo 
      entre las neblinas de oriente!
     Debo irme y vivir, o quedarme y morir. (…)
    Que me prendan, que me dean muerte!                                                                                                                                                     Dispuesto estoy, si eso es lo que quieres.                                                                                                                                                           Diré que aquel color grisáceo no es el amanecer,                                                                                         sino el pálido reflejo de la faz de Cintia                                                                                                           y que no es el canto de la alondra                                                                                                                     el que llena la bóveda del cielo.                                                                                                                            Mas prefiero quedarme a marchar.                                                                                                             Ven, muerte, sé bienvenida. Es lo que Julieta quiere.
Qué, mi amor? Hablemos, aún no es de día.

-Desde cuándo te gusta Romeo y Julieta?- pregunté, sorprendida. Alzó los hombros. 
-No intentes comprender la mente de un tío adicto a las ciencias.- reímos.- Estábamos hablando sobre poesía, no?
-Ajá.
-Cuál es tu poeta favorito?
-Bécquer. Sobre todo cuando estaba ilusionado por el amor. Te gustaría que te leyera uno de mis favoritos?
-Isolda…
-Sí?- pregunté desencantada.
-Deja de robarme mis frases!- reí aliviada. 

Podrá nublarse el sol eternamente; 
Podrá secarse en un instante el mar; 
Podrá romperse el eje de la tierra 
Como un débil cristal. 
¡todo sucederá! Podrá la muerte 
Cubrirme con su fúnebre crespón; 
Pero jamás en mí podrá apagarse 
La llama de tu amor.

-Hay uno que explica muy bien lo que es la poesía para él, y con la que estoy completamente de acuerdo. –Me aclaré la voz y comencé a recitar de memoria.

No digáis que, agotado su tesoro, 
de asuntos falta, enmudeció la lira; 
podrá no haber poetas; pero siempre 
habrá poesía. 

Mientras las ondas de la luz al beso 
palpiten encendidas, 
mientras el sol las desgarradas nubes 
de fuego y oro vista, 
mientras el aire en su regazo lleve 
perfumes y armonías, 
mientras haya en el mundo primavera, 
¡habrá poesía! 

Mientras la ciencia a descubrir no alcance 
las fuentes de la vida, 
y en el mar o en el cielo haya un abismo 
que al cálculo resista, 
mientras la humanidad siempre avanzando 
no sepa a dó camina, 
mientras haya un misterio para el hombre, 
¡habrá poesía! 

Mientras se sienta que se ríe el alma, 
sin que los labios rían; 
mientras se llore, sin que el llanto acuda 
a nublar la pupila; 
mientras el corazón y la cabeza 
batallando prosigan, 
mientras haya esperanzas y recuerdos, 
¡habrá poesía! 

Mientras haya unos ojos que reflejen 
los ojos que los miran, 
mientras responda el labio suspirando 
al labio que suspira, 
mientras sentirse puedan en un beso 
dos almas confundidas, 
mientras exista una mujer hermosa, 
¡habrá poesía!

Los ojos de Tristán estaban brillantes cuando terminé de recitar. Delineó con su dedo índice mis fracciones y sonrió con dulzura antes de susurrar

-Eres increíble, protoncito mío.- Se me escapó una risita cuando escuché el nombre que me había puesto el día que habíamos ido al museo de ciencias.




Al fin subi!! xDD
Yo también quiero que me llamen protoncito mío..
...*depresión again*
PD: no sé por qué los versos de Romeo me quedan raros... pero bueno, lo siento.