Mis Novelas.

Mis Novelas.

viernes, 27 de abril de 2012

Turning Page (Parte III )




Soundtrack: Love Will Take You- Angus & Julia Stone




Todavía no comprendo qué hizo que te enamoraras de mí. Cada día me miraba en el espejo intentando encontrar algo físico que te hiciera fijarte en mi persona aquel día. Sigo sin encontrarlo. 

Tengo una cara ni muy redonda, ni muy afilada, normal, supongo. Una nariz pequeña y respingona, unos labios carnosos pero nada del otro mundo, unos ojos almendrados, con un color café y unas largas pestañas negras. Pelo castaño con reflejos rubios a la luz del sol, que cae con suaves ondas hasta la mitad de la espalda, y flequillo que intenta disimular una frente demasiado ancha. No soy demasiado alta, más bien tiro a lo bajo, tengo las curvas suficientes para no ser una tabla de planchar pero tampoco es que parezca una carretera de montaña. Siempre fui de las que se quedaban en las sombras. En clase, la mayoría de los profesores jamás se acordaban de mi nombre, y para lo único que me nombraban, además de para corregir o entregarme un examen corregido, era para llamarme la atención y que volviera a la Tierra –aunque una parte de mi cerebro sí estaba atendiendo.- Sacaba buenas notas, pero era porque tenía mucho tiempo libre, así que me daba tiempo a devorar varios libros tras aprenderme las desinencias del latín. 

Tú, en cambio, tienes una cara que parece cuadrada al principio, pero después se afina, una nariz ni muy pequeña ni muy grande, y no es afilada, pero tampoco respingona del todo, unos labios carnosos y seductores, casi siempre sonrientes, unos ojos almendrados y oscuros como una noche sin luna, que te invitan a sumergirte en ellos y no desear en ningún momento salir.  Unas pestañas largas y negras como el carbón y pelo oscuro, que cae en suaves ondas hasta la altura de tus orejas. A diferencia de mí, eres alto, fuerte y musculado, pero no en exceso. En clase, siempre tienes las respuestas preparadas, lo entiendes y lo sabes todo, y siempre charlas con los profesores –incluso alguna vez has corregido a alguno.- Pero, a pesar de eso, no eres sociable con los demás compañeros. Me contaste que al principio lo intentabas, pero que sus burlas te hicieron desistir, y que esperaste a que alguien te quisiera tal y como eras. 

Recuerdo con nitidez nuestra primera cita y mi cara de estupefacción al descubrir a dónde me llevabas. Al divisar la fachada del museo de ciencias te dije que no entendería nada. Tú reíste y bromeaste con que serías mi guía particular. Me sorprendí de que a veces me conocías mejor que yo misma, ya que durante toda la visita estuve con la boca abierta de estupefacción al ver los experimentos escuchando tus explicaciones, y cuando tú copiaste mi expresión cuando expliqué los experimentos a unos niños en el piso dedicado a la biología –era la única ciencia que me gustaba.- 

Salimos riéndonos de aquel edificio. 

-Jamás pensé que me gustaría este lugar.- Dije. Me cogió por la cintura. 
-Te dije cuando nos conocimos que conmigo amarías las ciencias.-Susurró. Rebuscó algo en su bolsillo.- Me gustaría darte algo.- Sacó una pequeña bolsita de terciopelo y me la tendió. La abrí y saqué el cuadrado que tenía incrustado otro cuadrado con... entorné los ojos para comprobar que estaba viendo correctamente.
-Es un copo de nieve?
-Sí. Del Polo Norte.- ahogué una exclamación.
-Has estado allí?- Negó.
-Pero me gustaría. Lo compré por Internet. Lo vi y me acordé de ti. No hay dos copos de nieve iguales, al igual que tú, que eres distinta a todas las demás, y eso mismo te hace especial.
-Es lo más bonito que me han dicho nunca. Muchísimas gracias.- Lo abracé.
-Además,  durará para siempre. Está en una solución química que evitará que pueda cambiar su estructura molecular.– se rió al ver mi expresión. Y me besó con dulzura.

Días después.

-A dónde me llevas?- preguntó desconfiado mientras lo arrastraba por las calles de la ciudad.
-A mi sitio preferido.- Anduvimos unos metros más hasta que me paré delante de la puerta de aquel edificio austero.- Aquí es.
-Vamos a ir a una biblioteca?
-Sí. Has entrado alguna vez en una?- pregunté con sorna. Hinchó el pecho con orgullo.
-Claro que sí.
-Y has leído por placer algún otro libro que no tenga que ver con la física, la química o las matemáticas? Es decir, has pasado de los tres primeros pasillos?- agachó la cabeza. Reí- Lo suponía. 
-Estarás pensando que soy un paleto al que no le gusta leer.
-No pienso que seas un paleto. Tienes un montón de conocimientos de ciencias y en letras tampoco te va tan mal. Permíteme ahondar un poco más debajo de tu físico. Qué libro tienes en tu mesilla?
-Desafíos matemáticos tomo III.- Puse los ojos en blanco.
-No sé para qué pregunto.
-Y tú?- preguntó curioso, omitiendo mi comentario.
-La vida es sueño de Calderón de la Barca.- sonrió.
-Oh, el hombre loco, Segismundo, que tiró un soldado por la ventana del palacio, me equivoco?- reí. 
-Sólamente te quedaste con eso del resumen que nos hizo en clase la profesora?
-Me hizo gracia, qué quieres? Con qué te quedaste tú?
-Pues con el monólogo de Segismundo. Es mi parte favorita.
-Podrías recitármelo?
-Yo… no creo que sea capaz de transmitirte la emoción que intenta evocar el autor.
-Inténtalo.- Tomé aire.
-Te advierto que sólo me sé los últimos versos.- asintió.- 

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

En su rostro se dibujó lentamente una sonrisa, y su mirada profunda me hacía sonrojarme. 
-Entramos?- pregunté. Asintió y me siguió mientras subíamos al primer piso.- Buenas tardes, Adelaida- saludé a la bibliotecaria.
-Hola, Isolda. Han llegado nuevos libros a la sección de narrativa inglesa.
-Gracias.- Sonreí. Miré a Tristán.- Voy a echar un vistazo. Supongo que tú ya sabes dónde está la sección de ciencias, no? –Asintió.- Vuelvo en cinco minutos.



Oims... yo quiero un novio así... *__*
La idea del copo de nieve la saqué de "The Big Bang Theory" (<--Leonard es una monada) pero no me acordaba el nombre del compuesto químico que hacía que el copo durara para siempre así que... no quedó tan mal, no?? 
Siento el pastelón.


viernes, 20 de abril de 2012

Turning Page (Parte II)






Soundtrack: It Will Rain- Bruno Mars


Y… enamorarme de ti me resultaría, con toda probabilidad, más fácil que respirar.



No me imaginaba que aquella tarde cambiaría mi vida para siempre. Me llevó mucho tiempo –tal vez demasiado- darme cuenta de que tu despedida aquel día era una declaración de amor; que no me ayudabas por amor a las matemáticas, o por medio a que resucitase a todos aquellos genios griegos con mis insultos hacia aquella materia y a sus inventores, o porque hacía “verdaderos atentados contra las leyes matemáticas”, como los llamabas tú; sino porque no querías dejarme ir.
Pero mis propias inseguridades, plantadas hace años por las burlas de mis compañeros, y mi nulo conocimiento de las personas, resultado de mi casi inexistente socialización, me gritaban una y otra vez: “Cómo va a sentir él algo por ti? Lo único por lo que ese Adonis te dirige la palabra es por pena, o simplemente porque le conviene, ya que tú le ayudas con la sintaxis.”

Quedamos casi todas las tardes en aquel parque: la mitad de la tarde me peleaba con las mates, y la otra mitad, tú te peleabas con las funciones sintácticas.
El verano llegó y yo había conseguido, por primera vez en mi vida, un sobresaliente en matemáticas. El día que rogaba porque no llegara hizo su aparición y, haciendo de tripas corazón, fui a aquel parque dispuesta a no volver a verte.

No me gustaba aplicar un doble rasero así que cuando vi aparecer a lo lejos tu pelo moreno, rogué porque no me temblara la voz.

-Hola Isolda, qué tal?- saludó sonriendo, como era habitual en él.
-Hola. Bien. He aprobado!- grité emocionada.- He sacado un sobresaliente por primera vez en mi vida!- esbozó una sonrisa burlona.
-Jamás has sacado un sobresaliente? Menuda profesora de lengua me he buscado.- Le pegué un puñetazo en el hombro.
-Jamás lo saqué en matemáticas, gilipollas.- Rió.
-Te entendí a la primera. Por lo que veo, las bromas te siguen sentando como una patada.- Entrecerré los ojos preguntándome por qué me había enamorado de semejante imbécil.- Deberías dejar de fruncir el ceño, te saldrán arrugas.- Automáticamente relajé la expresión. La imagen de mi cara con aspecto de pasa no fue muy agradable.
-Y qué tal te ha ido a ti con Lengua? El soborno ha surgido efecto?
-He aprobado. Y sin necesidad de actos poco morales, para tu información.- respondió airado.- He sacado un sobresaliente al igual que tú.
-E-eso es fantástico!- su sonrisa se ensanchó y sus ojos brillaron, lo que le dio un aspecto adorablemente infantil.
-Lo sé!- exclamó. Y sin darme tiempo a reaccionar, me abrazó con fuerza.

Mi frecuencia cardiaca aumentó de repente y una sonrisa tonta se dibujó en mis labios al mismo tiempo que me sonrojaba. Aspiré inconsciente y delicadamente su aroma parecido a la hierba fresca recién cortada. Sentí como un sollozo se formaba en mi garganta cuando mi inseguridad gritó en mi mente “Sólo es la emoción de haber aprobado, no te emociones.” Me aparté deshaciendo el abrazo.

-Bueno, supongo que esto ya acaba aquí.- solté intentando que no se notase demasiado mi tono melancólico. Su expresión se tornó confusa.
-No… no te entiendo, Isolda.
-Ha acabado el curso, ambos hemos aprobado. El trato ya no está vigente, me equivoco? Ya no tienes ninguna obligación conmigo. 
-Obligación? Trato? Isolda…
-Que ya eres libre para irte!- grité con lágrimas en los ojos.- Ya no tienes que soportar más a la demente de letras!- Retrocedió como si le hubiera dado una bofetada. Me tapé la boca intentando que no se me escapara ningún sollozo.
-Pero… por qué piensas semejante estupidez? Isolda, jamás estuve contigo simplemente por interés…
-Tristán,- interrumpí, cansada.- por favor, no me hagas esto más difícil. Puede que te resulte divertido actuar como un caballero medieval conmigo, y reírte al ver que me lo creo, pero duele, comprendes?- Apretó los labios.
-No, no!- gritó, asustándome.- Ni siquiera sé por qué piensas eso de mí. Si en algún momento te di motivos para pensar que mi comportamiento no es real, no fue mi intención. E- eres la primera persona con la que me siento cómodo mostándome tal y como soy. Pareces ser la única que me comprende a pesar de que me insultes cada cuatro frases.- Esbozó una sonrisa triste.- He hecho una estadística con tus insultos hacia mi persona y ese es el promedio. 
-Tristán, no me hagas esto, por favor…-rogué. Soltó un grito de desesperación y transcurrido un segundo, cogió mi cara delicadamente con sus manos. Sentía el corazón bombeándome en las sienes.
-Mírame, Isolda.- ordenó. Abrí mis ojos, humedecidos por las lágrimas no derramadas y clavó sus ojos oscuros en los míos.- Por qué no me crees? Por qué estúpida razón no puedes darte cuenta de que estoy enamorado de ti?

Dejé de respirar por un momento. De veras había escuchado lo que yo creía que había escuchado?

-Q- qué?- susurré. Sentí como varias gotas frías caían sobre mi nariz y mis mejillas. Tristán las restregó con sus dedos con una delicadeza extrema. 
-Tengo un problema.- susurró.
-Cuál?
-Quiero besarte.- Se acercó lentamente, dejándome tiempo para que pudiera apartarme si así lo deseaba. Yo únicamente intentaba respirar.

Su nariz acarició la mía y tras ladear la cabeza, rozó con suavidad sus labios contra los míos. Presionó un poco, esperando a que respondiera. Empezó a mover sus labios con inseguridad. Le devolví el beso rápidamente mientras enredaba mis dedos en su sedoso cabello.
La lluvia comenzó a caer con más fuerza y nuestros besos se entremezclaban con las gotas que recorrían nuestros rostros, que goteaban de nuestro pelo y que empapaban nuestra ropa.
Sus manos dejaron mis mejillas y recorrieron mi cuerpo hasta posarse en mi cintura, donde tiempo después presionaron, acercándome a él. Los besos se volvieron más demandantes a medida que pasaban los minutos. Finalmente, tuvimos que parar para respirar. Nos quedamos apoyados frente contra frente, con las manos entrelazadas, intentando controlar el ritmo de nuestras respiraciones. 




Em... esto... aquí estoy! (¿?)
La parte pastelona ya ha comenzado... perdón! 
Tengo una fijación especial por los besos bajo la lluvia (y no sé por qué...)
Bueno, espero que os guste, y que la BSO esté acorde con el capítulo

domingo, 15 de abril de 2012

Turning Page. (Parte I)





Soundtrack: Endtapes- The Joy Formidable.





Cómo expresarlo con palabras? Se me hace tan difícil encontrar palabras para expresar lo que sentí y lo que siento desde que te vi aquel día…




Cerré con fuerza el libro mientras soltaba un grito de desesperación. Enterré los dedos entre mis cabellos revueltos tras horas intentando encontrarle sentido a todas aquellas incógnitas y operaciones arigméticas. Fruncí los labios. Por qué estúpida razón tenía que pelearme con las matemáticas varias horas al día si yo había escogido letras!? Desde que a alguien se le ocurrió mezclar los números con el abecedario, había rogado durante años librarme de las matemáticas. Pero ni escogiendo letras puras lo conseguía. 


Desde pequeña había querido dedicarme a la literatura. Siempre fui una lectora voraz, ávida de historias que me transportaban a mundos lejanos y romances que superaban cualquier adversidad en los cuales aquellas dos personas estaban juntas tanto como duraran sus vidas. Tal vez fuera por esto que jamás fui una persona sociable. Prefería vivir las historias ajenas que enfrentarme a la cruel realidad: la desilusión, que no existían los príncipes azules (ni siquiera los violetas), las burlas continuas de mis compañeros, las llamadas de atención de mis padres y de mis profesores por estar siempre en las nubes, la ansiedad que me provocaban los estudios y mi mayor pesadilla… las matemáticas. Con mucho esfuerzo y dedicación conseguía pasarlas curso a curso, pero mis neuronas querían hacer huelga… y no paraban de gritármelo. 


Me puse una cazadora, cogí las llaves y aquel libro que parecía estar escrito en sánscrito y caminé hasta un parque cercano, rogando porque el aire puro aclarara un poco mis ideas.


-Si entiendes el latín puedes entender esto, maldita sea!- me animé a mí misma en mi mente.- A fin de cuentas, es tan antiguo como él.- intenté convencerme de que podía hacerlo mientras una parte de mi mente pensaba en matar al inventor de semejante tortura.
-Vamos a ver… Resuelve la siguiente ecuación trigonométrica: sen2x=senx - repetí en voz baja. Cogí lápiz y papel y me dispuse a hacerlo. Tras infinitos intentos (sin exagerar) arrugué la hoja con la mano derecha y la tiré al suelo mientras me mordía la lengua para no soltar varios improperios.
- x=k.π ,x=π/3+2.k.π y x=5π/3 +2.k.π –susurró una voz masculina detrás de mí. El vello de mi nuca se erizó y solté un grito mientras se me escapaba un puñetazo que se perdió en el aire. Escuché una risa musical. Me di la vuelta con una mirada asesina.
-Qué?
-Las soluciones a tu ecuación trigonométrica.- entrecerré los ojos.
-Te crees muy listo?- pregunté mordaz.
-Eres de letras, verdad?- preguntó pagado de sí mismo. Me levanté ofendida.
-Eres idiota, no? Primero, te metes en mis ejercicios y haces MI ecuación. Después, me metes un susto de muerte, como acosador que pareces ser. Y por último me insultas? Ojalá no fuera tan torpe y te hubiera borrado esa sonrisa estúpida de la cara.- Su sonrisa no se borró ni un ápice. 
-Parecía que estabas sufriendo mucho y me entró curiosidad. Llevo esperando media hora a que la termines. Es una ecuación elemental.- Mi puño comenzó a picar. Comencé a plantearme la posibilidad de romperle la nariz a ese engreído.
-De ciencias tenías que ser. Qué pasa? Te crees que por tener como pareja inseparable a una calculadora tienes derecho a pisotear a los de letras? O te crees más inteligente acaso? Será una ecuación elemental para ti, pero en el libro es un ejercicio rojo! Así que mueve tu trasero de aquí y vete a estudiar a qué velocidad caen las manzanas de los árboles o lo que sea que hacéis los engreídos matemáticos como tú.- Le di la espalda e intenté empezar otro ejercicio. Sentí su aliento en mi nuca.
-Me gustan las mujeres con carácter.- rió.- Quieres que te ayude a hacer esas ecuaciones o me voy a estudiar la velocidad de las manzanas?- preguntó con sorna.
-Haz lo que quieras, estamos en un país libre. Pero aléjate de mí, acosador.
-Cuando tienes el examen?- preguntó haciéndome caso omiso.
-Dentro de una semana.- me rendí y me volteé 180º. Asintió con la cabeza.
-Tenemos tiempo. Lo primero: te enteras de algo en clase? Porque esto no tiene ni pies ni cabeza… -comenzó a ojear la hoja mientras fruncía el ceño.
-Que… qué narices estás haciendo?
-Ayudarte. O intentarlo al menos. 
-Y qué quieres a cambio?- pregunté desconfiada. Apartó la vista del papel arrugado y sonrió diabólicamente.
-Tu alma.- Susurró con tono maligno. No sé qué cara tendría yo en ese momento, pero él se comenzó a reír como un loco.
-Tú eres tonto o esnifas ácido clorhídrico?
-Oh, por favor, prefiero mil veces el amoníaco para esnifar. Hace que las manzanas efectúen una parábola al caer. O al menos eso es lo que veo yo cuando acabo de absorber su delicado aroma a través de mi nariz.- Contestó burlesco. Arrebaté la hoja de sus manos.
-Mira, déjalo. Prefiero suspender que aguantar a un demente como tú.
-Que poco aguantas las bromas.- me quitó el papel y lo volvió a ojear. Instantes después, fijó sus ojos oscuros en mí.- Ahora en serio. Solamente te pido a cambio que me ayudes con el análisis sintáctico. Puedo hacerte cualquier operación matemática sin problema y puedo formularte cualquier compuesto químico, pero la sintaxis es algo que jamás logro comprender.- me mordí el labio inferior mientras pensaba en su propuesta. Tomé aire y le ofrecí mi mano, esperando no tener que arrepentirme. 
-Trato hecho. Pero te advierto que las matemáticas y yo llevamos peleándonos desde que tengo memoria.- Sonrió de nuevo. Qué muchacho más sonriente! No le duelen las mejillas de tanto sonreír? Pensé.
-Querida, cuando termine contigo, amarás las matemáticas. O al menos les encontrarás la gracia.- prometió con tono interesante. Puse los ojos en blanco sin creerle ni un ápice. Volvió a concentrarse en mi intento de resolver el ejercicio. Minutos después, soltó un gemido y se llevó una mano a la cabeza.- Pero qué…?
-Qué pasa?- interrumpí preocupada.
-Por qué rutherfordios haces aquí el teorema de Pitágoras? –sentí como mis mejillas se calentaban. Alcé los hombros.
-No sé. Para algo que entiendo… pues lo puse. Piti siempre lo soluciona todo.- al escuchar su risa me uní a ella, sorprendiéndome a mí misma. No me había dado cuenta de cuánto me gustaba su risa… suave, musical y… tremendamente contagiosa y reconfortante. Dobló la hoja y la metió en el bolsillo trasero de su pantalón.- Siéntate. Tenemos mucho trabajo por delante. –Con un suspiro, acaté su orden.- Por cierto, me llamo Tristán.- sonreí inconscientemente.
-Vaya. Qué casualidad. Parece que estaba escrito que nos juntásemos… literalmente.- Me miró confundido.- Lo entenderás cuándo sepas como me llamo.
-Me daría vuestra merced el placer de conocer su nombre?- preguntó con sorna.
-Isolda.- Sus ojos se abrieron mostrando una absoluta estupefacción. Sonreí.- Imagino por tu gesto que has oído hablar de la ópera de Richard Wagner “Tristán e Isolda.” –Asintió.- Todo el mundo me miraba extrañado cuando escuchaba mi nombre. Realmente no es para nada común. Sabes de dónde procede?- negó- No se sabe con certeza su origen, pero el que con más probabilidad se baraja es el origen germánico. Se piensa que proviene de “Ishild”, formado por “is”, hielo, y hild “batalla”. Te contaré la versión de la leyenda en el Rey Arturo: Isolda era  una princesa irlandesa desposada con el rey Mark de Cornualles. Se convirtió en la amante de su caballero Tristán , lo que condujo a sus muertes trágicas. Bueno, es más bien un resumen, no quiero aburrirte.
-No, no, para nada.- Se sentó a mi lado en el césped con mirada atenta.- ¿Conoces el origen de Tristán?
-Jamás has buscado el origen de tu nombre?- Negó. Puse los ojos en blanco.- Si no tiene que ver con raíces cuadradas ya no te interesa, me equivoco?
-Pues sí, te equivocas. Simplemente no se me ocurrió. Bastante tenía con intentar pasar de las burlas de mis compañeros.- Sentí una punzada de compasión y pensé que tal vez tuviéramos algo más en común que el nombre.-
-Bueno, es la forma francesa del nombre pico “Drustan”, un diminutivo de “Drust”. La ortografía se vio alterada por la asociación con América tristis, "tristes". En la leyenda celta, Tristán fue enviado a Irlanda con el fin de buscar a Isolda , que iba a ser la esposa del rey Mark de Cornualles, como ya te conté, y acabaron con un final trágico tras haberse enamorado. 
-Espero que nosotros no tengamos un final parecido.
-Te refieres a que nos enamoremos o a terminar trágicamente?
-A lo segundo.
-Lo suponía. Respecto a lo primero, puedes estar tranquilo, jamás me enamoraría de un engreído como tú, además, eres de ciencias- dije lo último con sorna.- En cuanto a lo segundo… todos tenemos un final trágico, morir es una tragedia, a fin de cuentas. –Sus ojos me miraban de una forma diferente ahora. Avergonzada, no pude aguantarle la mirada más de un minuto. Desvié la vista hacia mi libro mientras sentía como la sangre subía a mis mejillas.- Em… esto… que decías acerca de las ecuaciones? 


Horas después…


-Gracias, de veras. Jamás pensé que conseguiría hacer una ecuación trigonométrica.- agradecí mientras cerraba el libro.
-Tienes que practicar bastante más. Intenta hacer algunas y te las corrijo el próximo día.
-Sí, profe.- dije en tono burlón. La comisura de su labio se levantó en respuesta, dándole un aspecto… todavía más atractivo. Me levanté y tras desperezarme me dispuse a irme.- Nos vemos mañana? 
-Claro.
-En el mismo sitio a las… cuatro?
-Perfecto. 
-Hasta mañana, Tristán.- Debía admitirlo, me encantaba su nombre. Y, muy a mi pesar, no quería separarme de aquel joven de cabello oscuro, con suaves ondas que caían hasta la altura de sus orejas, más o menos. Me di la vuelta y comencé a caminar, pero su voz melodiosa me paró.
-Isolda- llamó. Mi nombre jamás había sonado tan bien como en sus labios. Me di levemente la vuelta.-
-Sí?

-No pienso que los de letras seáis inferiores, y mucho menos después de haberte conocido. Y, por primera vez, algo además de las matemáticas, la física y la química ocupa mi mente.- Sentí como mis mejillas se encendían. Pasó una mano por su cabello, nervioso de repente.- Y… enamorarme de ti me resultaría, con toda probabilidad, más fácil que respirar.



Bueno, he vuelto!! Una aclaración: aunque esté como un one-shot, es más bien un mini fic (una novela de pocos capítulos.)
Aims, me encanta desquitarme de las mates.
Sí estaréis pensando que soy un genio, he resuelto una ecuación trigonométrica sin haberlas dado xDD
si alguna todavía no se ha dado cuenta, busqué una resuelta en google.
Preferís el NH3 o el HCl?


lunes, 9 de abril de 2012

Tentación./ 35º Capítulo.




Capítulo Treinta y Cinco.

Soundtrack: Arrival of the birds- Cinematic Orchestra



-podrías perdonarme?- se mordió el labio, sintiéndose violento y avergonzado. Vaya, si había acertado, es que lo conocía muy bien en un tiempo récord. Sonreí.-
-claro- él sonrió también. Y, sin esperármelo, me rodeó con sus brazos en un cálido abrazo


-Gracias

A pesar del ardor de mi garganta, casi doloroso, y que mis colmillos se habían desplegado levemente, no pude evitar no pensar en otra cosa que no fuera que Edward me tocaba.

A pesar de su aroma tan cerca de mí, su cálido aliento contra mi congelado cuerpo, y el pulso de sus venas tan cerca de mi piel hacían que mi deseo de sangre fuera casi irrefrenable, había en mí un anhelo más profundo: ser humana, poder devolverle el abrazo, y poder tener una relación normal, y no un llevada por un deseo constante de su sangre y de poder romperle uno o varios  huesos al tocarle. Espera un momento, había pensado en una relación de pareja?

Edward me apretó un poco más fuerte y no pude resistirme. Lo rodeé con mis brazos, intentando no romperle algo, y le devolví el abrazo. 
Nos quedamos así unos minutos, pero le rugieron las tripas. No pude evitar reírme.

-Te estoy privando de tu almuerzo.- le dije, y me solté a regañadientes.

Nos dirigimos al comedor, pero, al entrar, todos se quedaron mirándonos con los ojos como platos. Si hubiera podido volatilizarme, o hacerme invisible, lo hubiera hecho sin pensármelo un segundo. Bueno, volatilizarme si podría hacerlo… 

Cerré mi escudo mental para no volverme loca con todos los pensamientos que me golpeaban a la vez. Es que no podían pensar uno por uno!? Bueno, la verdad, ya era un milagro que algunos pensaran, así que mejor no pedirle peras al olmo.


-Nos están mirando todos…- me susurró sintiéndose violento
-Actúa con naturalidad, haz como si no fuera contigo.
-Vale.- me cogió la mano.

Aparté la mía suavemente. No porque sentí los latidos de su corazón aumentar y que soltó un oh al sentir mi frío contacto; o porque la garganta volvió a estallarme en llamas y los colmillos se me desplegaron levemente, sino porque sentí una especie de corriente eléctrica sacudirme desde la muñeca hasta el hombro, dejándome una especie de calidez. 

Ahí fue cuando realmente me asusté, porque me vinieron a la mente los recuerdos de mis conversaciones con mis hermanas Alice y Rosalie y con Esme. Y todos coincidían en una cosa…

Cada vez que te toca es algo… mágico. No sé cómo expresarlo claramente con palabras. Pero si hay algo realmente mágico es cuando te toca por primera vez, cuando su piel roza la tuya, es… cómo volver a ser humana, cómo si te volviera a latir el corazón.
Te recorre una sacudida eléctrica desde la muñeca hasta el hombro, dejando a su paso una sensación de calidez, cómo si la sangre volviera a correr por tus venas, cómo si tu piel dejara de ser dura y fría como un témpano de hielo. 


Mi respiración se volvió irregular mientras que la calidez iba dejando paso poco a poco al miedo.
No podía ser mi alma gemela, él no podía tener ese funesto destino. O morir por mi culpa o morir viviendo eternamente como un vampiro? No, y si fuera mi alma gemela, cambiaría eso.

Podría estar con él unos 70 años, no? Todo cuanto durara su vida. Seguiría siendo humano y cuando él… muriera yo encontraría la forma de seguirle. Y si él quisiera tener una vida humana, no lo detendría, porque sería lo mejor para él. Yo no era buena para él, ni para él ni para ningún humano, por más que intentara engañarme a mí misma. 

Los ojos empezaron a picarme, tenía unas ganas enormes de irme y llorar a lágrima suelta,  pero ni siquiera podía desahogarme de esa forma, por culpa de esta mísera vida, si es que se le podía llamar así. PORQUE NO PODÍA LLORAR!

-No puedo cogerte la mano?- me preguntó Edward dolido, quitándome de mis depresivos pensamientos.  

No, no puedes. Huye, Edward. No vale la pena que te arriesgues por mí. No valgo la pena


Oh, oh. Como diría Emmett: "Genial. Ahora sí que la hemos cagado."

Elisabeth, si no lo quieres, dámelo a mí, que yo sí lo quiero. DÁMELO, DÁMELO!!

Siento la imagen cutre DD: , había hecho una aceptable con el Gimp, pero no me deja subir imágenes con formato .xcf (<--feel like Tony. LOL) La subiré a mi twitter. (<--lo tenéis en el enlace Twitter en la pestaña de enlaces)
Qué os ha parecido? Subí hoy porque estoy depre. es mi último día de libertad.




martes, 3 de abril de 2012

Tentación./ 34º Capítulo.






Capítulo Treinta y Cuatro.

Soundtrack: Never Think- Robert Pattinson.



El timbre que anunciaba la hora del almuerzo comenzó a sonar con un timbre verdaderamente molesto. 

Mientras recogía mis libros con lentitud, Edward se levantó rápidamente y muy malhumorado.

Después de los segundos de aturdimiento que me había regalado como recuerdo la ráfaga de aire que dejó él junto a su aroma, recogí con rapidez mis cosas para seguirle y aclarar la situación.


-Edward!- grité mientras le seguía desde lejos. no quería (ni podía) utilizar mi súper velocidad en público. Siguió andando sin hacerme ningún caso.- Edward Masen! –siguió andando hacia el comedor, esta vez un poco más rápido.

Sabía perfectamente que me escuchaba. Habíamos llegado a un pasillo donde nadie se daría cuenta de mi inhumana velocidad. Le agarré un brazo, parándolo. 
Sentí escalofríos y un gran ardor en la garganta al sentir el calor procedente de su cuerpo, a pesar de su cazadora.

-Eh!-le llamé la atención. se dio la vuelta, encarándome. Sus pulsaciones eran escandalosamente rápidas, pero su mirada era dura y fría. Se me encogió el corazón.- se puede saber qué te pasa conmigo?
-Nada- respondió en tono mordaz
-He hecho algo malo?
-No
-Tienes un trastorno de personalidad múltiple?- pregunté en tono mordaz
-Hasta ahora no- me respondió sarcástico
-Pues tal vez deberías ir a un psiquiatra
-Y tú podrías decir la verdad
-Perdona?- ahora sí me había perdido. Un escalofrío de terror recorrió mi cuerpo, sabía la verdad?
-Si pensabas ir con Mike Newton al baile podrías habérmelo dicho y así ahorrarte el esfuerzo de ser amable conmigo
-E-era por eso por lo que estabas cabreado? –asintió malhumorado y se sacudió mi brazo de encima.- P-piensas que voy a ir al baile con Mike Newton? – miró a otro lado.

No pude hacer otra cosa que soltar una carcajada de puro alivio. Los pocos alumnos que pasaban por allí se quedaron mirándome estupefactos.

Y la mayoría compartían un mismo pensamiento: espeluznante


-Me alegra ser tan buen cómico- repuso sarcásticamente
-Lo siento.- tomé aire y dejé de reír- Edward, no voy a ir al baile con Mike Newton
-C-como?
-Mike me pidió ir al baile con él, pero rechacé la invitación. De hecho, ni siquiera voy a ir al baile.
-Ah… no?
-No. Voy a ir a Tacoma de excursión con mi familia
-Yo… yo…- un leve rubor cubrió sus mejillas. Se veía realmente adorable.- Lo siento, Elisabeth. He sido un verdadero idiota
-Lo has sido- coincidí, asintiendo con la cabeza
-Podrías perdonarme?- se mordió el labio, sintiéndose violento y avergonzado. Vaya, si había acertado, es que lo conocía muy bien en un tiempo récord. Sonreí.-
-Claro- él sonrió también. Y, sin esperármelo, me rodeó con sus brazos en un cálido abrazo.



SE LO VA A COMEEEEEEEEEEEEER! (<--y en el sentido literal de la palabra) xDD
Pau, siento la BSO, no me mates!!
Oh, Edward se ha puesto celoso... me recuerda a mí! ^.^
Edward mordiéndose el labio me resulta una imagen absolutamente seductora... grrr

Bueno, espero que este no se haya parecido tanto a Crepúsculo... (perdón!!!)