Mis Novelas.

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domingo, 19 de agosto de 2012

Tentación./ 37º Capítulo.








Soundtrack: In my place- Coldplay




-Hola- saludó Edward.
-Hola –le saludaron amablemente Angela Weber y Ben Cheney.  Mike Newton le miraba malhumorado, sin saludarle siquiera.
-Ya pensé que Cullen te había abducido el cerebro!- le recriminó Jessica Stanley. Edward la taladró con la mirada para que se callara.- Te vas a sentar de una vez o qué?
-La verdad es que venía a deciros que hoy me voy a sentar con Elisabeth. Me lo ha pedido y yo acepté.
-CÓMO!?- gritaron al unísono Newton y Stanley.
-Bueno, no voy a hacerla esperar más. Hasta luego
-H-hasta luego, Edward- se despidió Angela un tanto sorprendida.

Seguí mirando la superficie de la mesa hasta que oí moverse la silla que tenía enfrente.

-Siento el retraso- se disculpó. Le miré y sonreí.
-No te preocupes. Veo que aparentemente vuelves con todas las partes de tu cuerpo.-Sí. Me he librado por poco. –Sonrió también.- Coge. –me acercó la bandeja y cogí el refresco, maldiciendo a la cola light para mis adentros. Edward frunció el ceño.- Me estás dejando como un saco sin fondo.- Volví a reírme. De repente, se puso serio.- Tengo muchas dudas acerca de ti. Se puede decir que no sé nada de ti. –me tensé.-
-Pregunta… y puede que te conteste
-Eso no es muy esperanzador
-Es lo que hay. Lo tomas o lo dejas. 
-De acuerdo. Elisabeth Cullen, si es que ese es tu verdadero nombre… -me tensé un poco pero él se rió, sin darse cuenta.- Umm… háblame de tu familia
-Qué quieres saber?
- Te… te adoptaron los Cullen? –parecía un poco avergonzado al preguntarme eso. Me relajé y sonreí tenuemente.-
-Sí
-Qué… qué les pasó a tus padres?
-Murieron hace muchos años.- respondí con tranquilidad
-Lo siento- murmuró
-En realidad, los recuerdo de forma confusa. –ni siquiera los recordaba, en realidad- Carlisle y Esme llevan siendo mis padres mucho tiempo
-Y tú los quieres
-Sí. –Sonreí.- No me puedo imaginar a dos personas mejores que ellos
-Entonces eres afortunada
-En ese sentido sí
-Tienes hermanos? 
-Sí, cuatro. Dos chicos y dos chicas. Me parece raro que no hayas escuchado nada de esto. –un leve rubor cubrió sus mejillas y bajó la mirada avergonzado.-*
-En realidad, sólo lo estoy confirmando
-Oh, vale. Me parece bien. Continúa si quieres con el interrogatorio. 
-Um… cómo son?
-Alice es pequeña, delgada, con el pelo negro azabache corto y con puntas desiguales. Es muy alegre y le encanta la ropa. Es mi hermana favorita –Sonreí con cariño.- Jasper es alto y tiene el pelo rubio. Es muy tranquilo y es un psicólogo genial.
-Es psicólogo?- interrumpió Edward. Reí
-No. Le llamo así porque te calmas cuando te desahogas con él. Te quedas como con una sensación de paz. Emmett es alto, musculoso y tiene el pelo negro y rizado. Tiene fracciones muy infantiles, acorde con su personalidad. Siempre está de broma y es muy competitivo. Y luego está Rosalie, que es alta y con una larga melena rubia. Tiene muy mal carácter y a veces es superficial. De hecho, discutimos bastante.
-Son también adoptados o alguno es hijo de Carlisle y Esme?
-Somos todos adoptados. Esme no puede tener hijos.- ni Esme ni ninguna vampira…-

Sonó la sirena que anunciaba el comienzo de las clases y, aunque pareciera mentira, Edward se había comido toda la bandeja.

-Qué clase tienes ahora? –preguntó
-Francés, y tú?
-La misma. Cualquiera diría que has sobornado a alguien para que te toque conmigo en casi todas las clases. –Reímos, aunque yo con un sonido un poco jadeante, porque era casi parecido a lo que había dicho él.- Por cierto, sigue en pie lo del sábado?
-Claro. Pero si tienes otros planes…
-Cómo hacemos entonces mañana?
-Quedamos en la puerta del instituto?
-Perfecto. A la hora a la que entramos?
-Tan temprano? No quieres dormir hasta tarde?
-Yo me levanto temprano todos los días, pero si quieres dormir hasta tarde no me importa. 
-Yo también me levanto temprano.-En realidad, ni siquiera duermo. Me dedico a espiarte mientras duermes arriesgándome a que los licántropos me maten. Enferma y masoquista, eso es lo que soy yo.
-Perfecto.- Entramos en el aula cuando la profesora ya había comenzado la explicación.

- Merci d'être venu, monsieur Masen - “gracias por venir, señor Masen” saludó despectivamente la profesora Rolande. 
- Désolé - “lo siento” se fue a su asiento mirando al suelo, avergonzado.
- Bienvenue dans ma classe, Mademoiselle Cullen - “Bienvenida a mi clase, señorita Cullen.”- Se ha perdido tres explicaciones, por lo que tendrá que encontrarse rápido.
- Je comprends - “lo entiendo” respondí.
- Idéal. Asseyez-vous à côté de Monsieur Masen, semble s'entendre - “Perfecto. Siéntese al lado del señor Masen, parece que se llevan bien” doit être le seul (debe ser con la única). Sí, la profesora Rolande era nativa de Francia y por la tanto, pensaba en francés. Menos mal que también sabía hablarlo. Tan bien como el italiano.
- D'accord - “de acuerdo” le respondí sin inmutarme. Me dirigí a mi asiento, pero…
-Mademoiselle Cullen- “señorita Cullen” me llamó
-Oui, madame Rolande?- “si, señorita Rolande?”  
- Je sais qu'il a fait dans le début des cours, mais il est possible que ses nouveaux coéquipiers ne le savent pas, alors ... pourrait se tenir devant le groupe? En cours de français. - “ya sé que lo hizo a principio de curso, pero es posible que sus nuevos compañeros no la conozcan, así que… podría presentarse delante del grupo? En francés, por supuesto” oh, por dios. Estaba empeñada en que metiera la pata. 
-D'accord. Je m'appelle Elisabeth Cullen. Je suis venu à l'Alaska l'an dernier. J'aime la lecture, la musique, la nature, la mer et le cinéma. En plus de voyager. - “de acuerdo. Me llamo Elisabeth Cullen. Vine de Alaska el año pasado. Me gusta la lectura, la música, la naturaleza, el mar y el cine. Además de viajar.” Lo había hecho perfecto incluso con una excelente pronunciación. Y no lo pensaba yo, lo pensaba la propia profesora, solo que a regañadientes.
- Bien, vous pouvez vous asseoir - “muy bien, puedes sentarte.” Damn, ne peut pas avoir cette prononciation. Est-ce qu'être français? Non, je l'ai entendue parler anglais, il impossible (Maldita sea, no es posible que tenga esa pronunciación. Será francesa? No, la escuchado hablando inglés, es imposible). 

Me senté, y cuando miré a mi nuevo compañero de asiento, me miraba con sus preciosos ojos verdes esmeralda abiertos como platos. 

-Hablas francés?- me susurró sorprendido
-Sí. Y mucho más que un poco de francés elemental. –Edward frunció el ceño- qué ocurre?
-pensaba que te conocía un poco, pero por lo que puedo observar, eres un cajón de sorpresas. –No lo sabes tú bien-
-Todos tenemos secretos.
-D'accord, nous allons commencer la classe.- “de acuerdo, comencemos la clase.” Anunció la profesora




*[NOTA: no penséis que Edward se ruboriza como Bella en Crepúsculo, es un rubor casi imperceptible para el ojo humano. No anda todo el día como un tomate.]



Espero que os guste!! :D (Oims... Edward es tan absoulutamente mono... <3 p="p">No me gusta el francés, pero me encantaría hablarlo como Elisabeth... *suspira*
No os quejaréis, este es largo!



sábado, 11 de agosto de 2012

Tentación./ 36º Capítulo.




La imagen pertenece a: http://que-oveja-tan-estupida.blogspot.com.es/

Soundtrack: Empty Room- Marjorie Fair




-Y-yo… no quiero causarte problemas.- me mordí el labio, sintiéndome muy culpable. No quería causarle problemas, pero cada vez le iba ocasionando más y más.
-Supongo que tendría que darte las gracias
- No tienes que hacerlo si no quieres
-Gracias, aunque me parezca innecesario lo que estás haciendo
-No se merecen
-Qué quieres?
-Eh?
-Que qué quieres de comer

Caray, desde mis recuerdos nunca nadie me había preguntado eso. 
Me reí para mis adentros pensando en lo que realmente comía. Que lástima que eso no lo vendieran en la cafetería del instituto. 
Um… y ahora yo que me podría tragar?

-Um… esto- cogí lo primero que encontré líquido y embotellado.
-Cola light? Ahora resulta que los rumores sobre tu dieta son ciertos? –preguntó con tono de burla y esbozando una sonrisa pícara que le hacía más guapo de lo que ya era. 
-No, para nada. Pero no me gusta tragar azúcares innecesarios.
-Y por lo que veo los alimentos tampoco te parecen necesarios. No quieres nada sólido? –realmente me estaba dando consejos sobre alimentación? Hola, soy médica titulada dos veces!-
-No tengo hambre 
-Te encuentras bien? Necesitas que te acompañe a la enfermería?- me preguntó con preocupación. No pude evitar sonreír. Era tan mono cuando se preocupaba así… bueno, y cuando me había defendido y cuando… en fin, era mono hasta leyendo.-
-No, me encuentro perfectamente.
-De acuerdo, voy a actuar como si te creyera. –empezó a coger varias cosas hasta casi llenar la bandeja. – Cada día que paso en Forks tengo más hambre, creo que el frío me trastorna. –Reí suavemente.- Vale, creo que con esto aguantaré hasta la salida. 

Depositó la bandeja casi repleta de alimentos –lo siento, pero del modo en que olía no le podía llamar comida- encima de la mesa de la caja y empezó a buscar en su cartera el dinero para pagar. Saqué con velocidad la mía y pagué.

-Aquí tiene- le entregué a la cocinera el importe del almuerzo
-Eh!- me llamó la atención Edward.- Te invito yo.
-Ya he pagado. Por lo tanto, invito yo.
-Las mujeres no invitan.- tuve ganas de reír, eso sonaba tan anticuado…-
-Machista- le recriminé haciéndome la feminista dura-
-No, sigo las costumbres y las normas de cortesía- puse los ojos en blanco-
-Yo también. –en realidad para nada, pero bueno…-
-Ah sí?- preguntó para nada convencido
-Sí, en Alaska pagan las mujeres
-Oh, pues me acabo de enterar ahora- cogí la bandeja- también son las mujeres las que cargan con las cosas pesadas?
- Toma, si eso te hace feliz- le puse la bandeja en las manos- contento?
-Casi
-Y ahora qué quieres, llevarme en brazos a mí también?- pregunté en tono irónico. 
-No. Bueno, a menos de que lo necesites. –sonreí para mis adentros. Se suponía que estaba cabreada.- Yendo al grano. Estuve viviendo un mes en Alaska y las mujeres nunca pagaban. Y, además, Alaska se caracteriza por ser muy arraigado a las costumbres.
-Um… touché.- admití, rendida.
-Bueno, que admitas algo ya es buen paso- sonrió con suficiencia. Le miré entrecerrando los ojos. –
-De acuerdo, cambiemos de tema. Te apetece sentarte conmigo hoy?- sus latidos aumentaron. Miedo? Posiblemente. Por primera vez en mucho tiempo sentí la necesidad de tragar saliva.-
-Edward, estamos aquí!- le llamó Jessica Stanley con una sonrisa estúpida, al igual que sus pensamientos. Edward la miró mordiéndose el labio. Lo sacaría del atolladero.
-Ve con ellos, no te preocupes.
- Es que ése es el problema, que es con ellos con quien no quiero ir. –se me encogió el corazón y reprimí un suspiro. Hubiera sonado igual que cuando lo hacen en esas películas románticamente empalagosas.-
-Realmente me halagas, Edward. –él me miró de reojo y, minutos después, esbozó su peculiar y, por qué no decirlo, seductora, sonrisa torcida.-
-Me complace sinceramente hacerla sentir de tal manera- ahora entendía su reacción. Me había expresado como una persona del siglo XIX, aunque yo casi lo era. Me reí, un poco avergonzada.
-Tal vez no debería leer tantos clásicos.
-Es posible. Voy a decirles que hoy no me sentaré con ellos. 
-Vale, yo cogeré mesa. Y vigilaré si tengo que protegerte por si quieren raptarte. 
-Gracias Jessica Stanley no me inspira ninguna confianza.-me susurró.Sonrió y no pude hacer otra cosa que responderle también con una sonrisa.

Cogí asiento en mi mesa de siempre, completamente consciente de que todo el comedor nos miraba. Primero a mí y luego a Edward. Y, por supuesto, también pensaban en nosotros. Unos “que suerte tiene el nuevo/ Cullen” o “¡¿Cómo es posible?!
Me senté mirando la mesa y haciendo círculos imaginarios con el dedo índice sobre la fría superficie mientras escuchaba la conversación. 



Y aquí vuelve nuestra querida (o al menos para mí) Elisaebeth! (y para mí, mucho más querido Edward ;) )






miércoles, 8 de agosto de 2012

Turning Page (Parte XIII-Epílogo)








Soundtrack: Turning Page- Sleeping at Last. (Es la música que suena en el blog. Me gustaría que la escuchárais mientras leéis, y si se termina antes, volvedla a poner.)



Siento que debo agradecer a mi mente que guarde con tanto fervor y anhelo todas las sensaciones al estar junto a ti.

Si cierro los ojos, puedo sentir con total nitidez tus manos fuertes y cálidas a través de mi piel. Tu respiración acompasada impactando en mi nuca cuando te duermes. Tus brazos alrededor, pegándome a ti y haciéndome sentir segura. Lo que te cuesta levantarte por las mañanas…los días de semana. El modo que tienes de despertarme los fines de semana, con besos de alas de mariposa por toda la extensión de mi cuello y mi rostro; y como comienzas a reírte cuando ves mi mirada legañosa. La manía que tienes de entrar en el baño cuando me estoy duchando para afeitarte, y que aunque te grite tapándome con la cortina de la ducha, tú hagas oídos sordos, y que un rato después vengas con restos de espuma de afeitado hacia mí preguntándome con voz de troll “me das un besito?” y que te rías al ver mi cara de cabreo.

Todavía sonrío al recordar cómo tu rostro se ilumina cuando hablas de tus queridas ciencias. Y sigo ruborizándome cuando observo tu rostro al leer lo que escribo, o cuando leo, puesto que tienes una expresión de absoluta concentración (se te forma una pequeña arruga entre ceja y ceja) y tus ojos comienzan a brillar tenuemente con admiración.

Recuerdo y siento con total exactitud el sabor de tus besos, la manera dulce y única en la que se mueven tus labios sobre los míos; tus ojos oscuros que mirándome con tanta intensidad me hacen perder la noción de todo lo que pasa alrededor. El tacto suave de tu cabello entre mis dedos. Tu sonrisa perenne y las arruguitas que se te forman en la comisura de los ojos. El sonido contagioso de tu risa. Las fracciones de tu rostro. Las líneas de tu pecho, abdomen y espalda. El tatuaje de tu pelvis…

He esperado cientos de años, pero esperaría un millón más por ti. 
Nada me preparó para el privilegio que supondría ser tuya.                                             
Si tan sólo hubiera sentido el calor dentro de tu toque, si tan sólo hubiera visto cómo sonríes cuándo me sonrojo, o como curvas tu labio cuando te concentras lo suficiente, hubiera sabido para lo que he vivido todo este tiempo.                                
Tu amor es mi vuelta de página, donde sólo las palabras dulces permanecen. 
Cada beso es una línea cursiva, cada toque es una frase redefinida. 
Me he rendido a lo que he sido por lo que tú eres. 
Porque nada me hace más fuerte que tu frágil corazón. 
Si tan sólo hubiera sentido lo que se siente al ser tuya, hubiera sabido por qué he vivido todo este tiempo. Para lo que he vivido.                                            
 Estamos atados por la historia que debemos contar. 
Cuando te vi, bueno, supe que la contaríamos bien.                                                                    Con un suspiro podemos domar los mares tempestuosos.                              
Como una pluma que pone a reinos de rodillas.






-Cariño, es la hora..- Me sobresalto al escuchar la voz de mi madre entrando en la habitación.- Hasta en estos momentos escribes? Eres de lo que no hay.
-No me digas nada, mamá. Seguro que Tristán está haciendo ecuaciones.- Reímos.
-Tengo entendido que está muy nervioso. Tanto como tú, podría decirse?- Asiento.- No te preocupes. Tu padre está esperándote fuera. Cuando estés preparada sal.

Mi madre retoca por última vez el peinado y alisa las arrugas inexistentes del vestido.
El bolígrafo se desliza por el papel, escribiendo una frase que termina esta etapa y comienza otra. 


Tomo aire, mi padre me sonríe para infundirme ánimo. Susurra “no te preocupes mi golondrina, estoy aquí contigo.” 
Los primeros acordes del Canon de Pachelbel suenan en la estancia y mis pies comienzan a moverse.
Te veo al final del pasillo, vestido con traje y nervioso. Nuestras miradas se cruzan. Una sonrisa radiante se dibuja en tu rostro. Siento como una tímida aparece en el mío y siento que estoy tomando la decisión más correcta de toda mi vida.

Y allí, en mi diario, en nuestra historia, escrito con tinta negra y con mi extraña caligrafía puede leerse:




                                                              Deus ex machina.




















Bueno, y aquí está el final. Siento un nudo en el estómago, igual que cuando escribí la última frase... Esta es una de mis parejas preferidas de las que he escrito. Me he reído mucho con ellas, y también he plasmado muchas de mis ideas de lo que me gustaría que fuera mi historia de amor... en fin, dejad de reíros, malvadas. xD
El texto que parece un poema es mi traducción de la canción (a lo mejor no está muy bien, pero bueno... lo hice sin Google! xD)
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo, y que os haya dado esperanzas de que el verdadero amor existe, y que puede darse entre personas muy diferentes.
Si tenéis alguna pregunta acerca de los personajes, podéis ponerlas en los comentarios y yo les preguntaré a ellos (nos llevamos muy bien xDD)
Gracias por haber estado ahí.

PD: Tentación vuelve! El siguiente capítulo será el próximo de Tentación. :)