Mis Novelas.

Mis Novelas.

sábado, 13 de octubre de 2012

Tentación./ 43º Capítulo.





Soundtrack: Roslyn- Bon Iver & St. Vicent.





Me llegó otro mensaje.

"Cómo no vayas con Edward, no volveré a hablarte."

Pero este número sí que lo conocía.

-Alice...- le reñí en voz baja. Sabía que me escucharía.
-Sí?- abrió la puerta y me miró con cara inocente.
-Qué has hecho?
-A qué te refieres?
-No me tomes por tonta. Cómo ha conseguido Edward mi número?
-Lo habrá conseguido en la guía telefónica.- Levanté una ceja. Suspiró, rendida.- Vaale. Que conste que no fue mi intención...- puse los ojos en blanco.- En serio! encontré su número y pensé en llamarlo por ti diciéndole que estabas enferma, pero entonces tuve una visión. Así que le expliqué todo, (omitiendo los detalles sobrenaturales, claro) y dejé que él decidiera. Y no me defraudó.
-Pero Alice, quieres que Rosalie me arranque la cabeza? No te ha bastado con lo que podría haber pasado hoy?
-Elisabeth, lo tengo todo pensado. Estaré mirando tu futuro en todo momento. Si veo que desaparece, iremos a donde te encuentres y te ayudaremos. Jasper y yo estaremos cerca y a Carlisle le parece una idea estupenda.
-No estoy muy segura...
-Como no vayas, no te volveré a hablar.
-Eso es un castigo?- Me lanzó una mirada asesina.- Era broma, pequeñaja.- La abracé.
-Hoy lo he pasado muy mal, Elisabeth. No vuelvas a hacerlo, sabes que te quiero.- susurró a punto de llorar.
-No llores más, Alice.- pedí acariciando su pelo negro.- Yo también te quiero mucho. Está bien, te haré caso.- Se deshizo de mi abrazo con una sonrisa de oreja a oreja y se puso a saltar como un duende. Me reí un poco.- Voy a hablar con Carlisle.
-Sí, sí. Yo voy a jugar con Jazz.- soltó un gritito de alegría y se volatilizó por el pasillo.

Me encaminé al despacho de Carlisle, casi al final del pasillo. Llamé a la puerta.

-Adelante.- me dijo desde dentro. Abrí y entré cabizbaja.
-Molesto?
-Tú nunca molestas, Elisabeth. Siéntate.- seguí sus indicaciones.- qué quieres?
-Siento muchísimo lo que hice, lo único en lo que pensaba era en que no sufriérais ningún daño. Jamás pensé que sufriríais tanto.
-Sé que no lo hiciste con mala intención. Pero no entiendo eso último: "Jamás pensé que sufriríais tanto"? Elisabeth, piensas que no te queremos?
-Sé que no me apreciáis y me tenéis cariño.
-No, hija, no es sólo eso. Para Esme eres como el hijo que perdió, tú despertaste su instinto maternal; yo te quiero como una hija, y Alice, Jasper, Emmett y también Rosalie te quieren. Eres nuestra familia. Ellos sufrieron tanto como nosotros esta tarde.
-Rosalie? Rosalie lo único que quiere de mí es mi cabeza.
-No, Elisabeth. Rosalie también te quiere, porque vi su sufrimiento. Conoces el pasado de Rose, y sabes que no fue fácil.
-El de ninguno ha sido fácil.
-Lo sé, pero ella se siente segura bajo su caparazón.
-Entonces... me perdonas?- me mordí el labio inferior, nerviosa.
-Claro que sí.- sonrió amablemente, y yo sonreí también, feliz.
-Gracias, padre.- le abracé con fuerza. Él me devolvió el abrazo frotándome la espalda con cariño.
-Y nunca más vuelvas a hacer algo así, deja que te ayudemos. Por mucho que quieras, no puedes cargar con todo.
-Está bien, voy a hablar con Esme. Le debo una disculpa.
-Está en la habitación.-inspiré hondo.
-No va a ser fácil...
-Háblale con el corazón, como hiciste conmigo. El amor de una madre lo perdona todo.- sonreí tenuemente, cerré la puerta al salir y fui a la habitación de mis padres. Di unos pequeños toques con los nudillos.

-Adelante.- tomé aire varias veces y entré.

Vi a Esme en posición fetal en la cama, mirando por la ventana y abrazando un cojín. Su pelo ondulado del color del caramelo ocultaba un gesto triste en su cara con forma de corazón.
Posó sus grandes ojos sobre mí y sonrió sin ganas, intentando esconder su tristeza.

-Hola, cariño. Pasa.- El mentón comenzó a temblarme y los ojos empezaron a escocerme. Solté un sollozo ahogado que se me quedó pegado a la garganta. Lo que daría por poder llorar!
-M..mamá..- susurré. Se levantó sorprendida, abrió los brazos y casi me lancé hacia ella. La abracé y hundí mi rostro entre sus brazos, necesitaba con urgencia el consuelo de una madre.
-Sh... no llores, Elisabeth.- empezó a acariciarme la melena para calmarme.- qué te está pasando? se suponía que la única llorona era yo.- me besó la coronilla. Esme era todo dulzura.
-L..Lo siento, no quería hacerte sufrir! A ninguno! Lo único que quería era protegeros!
-Lo sé, lo sé. Y eres muy valiente, pero sentí que me moría cuando te vi salir corriendo con la resolución en los ojos y no pude seguirte.
-Mamá, tú no matarías ni a una mosca.
-Me estás haciendo la pelota llamándome mamá? Porque funciona.- bromeó.
-Lo siento, pero es que... siento que estoy traicionando a mis padres llamándoos mamá y papá a Carlisle y a ti.
-Acaso los niños adoptados no llaman así a sus padres adoptivos?
-Es la costumbre.
-No me lo llames si te sientes incómoda.
-Lo siento de nuevo. La próxima vez dejaré que me ayudéis.
-Me parece muy bien, pero realmente espero que no haya próxima vez.
-Desgraciadamente, presiento que sí. No te has enterado del último chantaje de Alice?
-No. En qué consiste esta vez?
-Bueno, pues Alice le contó a Edward una versión light de lo ocurrido y él me envió un mensaje pidiéndome que fuera de todas formas. Después, Alice me chantajeó para que fuera y acepté. Pero sigo pensando que no debería hacerlo.
-.Ya estamos otra vez, no?
-Eh? es que ya nadie se acuerda de lo que pasó hace unas horas? 
-Los licántropos no tienen por qué enterarse.
-Mi efluvio se mezclará con el de él.
-Pues ya no las apañaremos. Según el tratado no deberían atacar a menos que ataquemos a algún humano. Los demás vampiros nos ayudarán.
-Son sólo niños...- Esme abrió los ojos sorprendida.- El más mayor tiene alrededor de 21 años...
-No se suponía que habían muerto?- interrumpió Jasper.



Chun, Chuuun!!
Espero que os guste, y siento el sentimentalismo..







sábado, 6 de octubre de 2012

Tentación./ 42º Capítulo.



Soundtrack: Your Call- Secondhand Serenade




-Han muerto todos los licántropos, pero también han fallecido Riley, Bree y los otros dos. Me salvé porque Riley me obligó a irme. –Santiago hizo un asentimiento con la cabeza.- Si Aro me llama, dile que por favor sea para mañana, mi familia y yo tenemos mucho de que hablar.
-Está bien.- Se dio la vuelta y se fue.

No sabía como me había salido la voz tan firme y decidida cuando sólo tenía ganas de llorar.
Pero los sollozos de Esme no tuvieron tanta suerte y se desbordaron cual río al que le abren las compuertas del embalse.

-Cómo has podido hacernos esto, Elisabeth?- me preguntó dolido Carlisle. Se me encogió el corazón.
-Me responsabilicé de mis actos.- respondí, intentando que no me temblara la voz.
-Íbamos a ayudarte!- saltó Jasper. Carlisle levantó la mano, indicando que le dejaran hablar a él.-
-Lo hice para no poneros en peligro.- insistí.
-Ya lo has hecho.- bufó Rosalie.
-Rosalie, déjame a mí.- pidió Carlisle.- Ha sido una completa insensatez, casi un suicidio.- me reprendió, con tristeza en los ojos.
-No quería que sufrierais ningún daño.
-No dudo de tus intenciones, pero has errado completamente.  No has pensado por un instante en lo mal que lo hemos pasado?
-Cómo?
-Carlisle, pido permiso para hablar.- rogó Alice. Carlisle asintió.- Elisabeth, de veras no lo pensaste? No sabíamos si estabas muerta, herida, habías huído o lo que había pasado. Yo no podía ver nada porque los licántropos estaban de por medio y no podíamos salir a ayudarte por Santiago y porque no sabíamos si empeoraríamos las cosas. Sabes lo que es esta sensación de angustia e impotencia!?- no pudo contenerse en el último momento y después del grito empezó a sollozar al igual que Esme.
-Era mejor que muriera yo a que murierais todos o casi todos! Vosotros dejaríais a un alma gemela y yo no. Eso sin contar que todo ha sido culpa mía.
-Elisabeth, tú también dejas a un alma gemela y lo sabes.- repitió Alice con cansancio entre sollozos.
-No es momento para volver a ese tema.- interrumpió Carlisle.- vale, muy bien Elisabeth, tienes razón.  Fue culpa tuya (aunque no estoy del todo de acuerdo) y era mejor que muriera uno que cuatro, pero eso ya lo habíamos pensado antes, y aún así queríamos luchar porque, que clase de familia seríamos si te dejáramos abandonada al primer problema?- empecé a respirar entrecortadamente intentando, de nuevo, no sollozar.-
-Disculpadme de nuevo. He sido una insensata, tenéis razón.
-Qué ha pasado en serio con los licántropos?-me preguntó Emmett. Me tensé, pero Esme me sacó del apuro. Tomó aire intentando volver a tomar el control de sus cuerdas vocales.-
-Hoy ha sido un día muy duro para Elisabeth, creo que es mejor que la dejemos descansar.
-Gracias.- subí a mi cuarto y me encerré allí.

Empecé a dar vueltas en la habitación como un león enjaulado. Parecía mentira como una persona podía cambiarlo todo. 
Antes de que Edward llegara, éramos una familia medianamente feliz. Con el paso del tiempo había aprendido a meter en un cajón mis emociones y enseñar solamente una sonrisa ensayada en el espejo para no preocupar a Carlisle ni a Esme; pero ahora sentía esas emociones guardadas explotar en mi interior, como si alguien hubiera puesto dinamita en mi escondite.
Suspiré con frustración y miré al cielo nublado y rojizo, era la hora del crepúsculo. Maldita sea! Estaba arriesgando a mi familia y a mí misma por nada!? En mi cabeza resonaban una y otra vez las palabras de Rosalie, pronunciadas hacía una hora y media: Está arriesgándonos cuándo ni siquiera podrá estar con el muchacho.
La única persona que me hacía sentir viva, era la única que me ponía en peligro de muerte. Cuán irónica podía ser la vida!

Me acosté en el sofá-diván de cuero negro y cerré los ojos, estaba muy cansada. 
El día había empezado tan bien... por la mañana, Edward y yo estuvimos a punto de besarnos y una hora después, estaba enfrentándome a la muerte. Definitivamente, podía escribirse una novela con mi existencia.

Un bip, bip! acompañado de una vibración resonó en el bolso que utilizaba para el instituto. Me levanté y cogí el aparato plateado que había soltado ese sonido. Era mi móvil. El icono con el dibujo de un mensaje parpadeaba en la pantalla, junto a tiene usted un mensaje nuevo. Le di a ok y el remitente era un número que no conocía:

"No hagas caso de lo que dijeron Sam, Jacob y los demás. Yo al menos no lo haré. Si cambias de opinión, te espero mañana a la hora y lugar acordados. Edward"

"No quiero meterte en problemas. Me dijeron muy claro que te dejara en paz. Es mejor que vayas con Ángela. Elisabeth"

Escribí rápidamente. Le di a enviar y me dispuse a esperar. Un minuto después, me llegó otro mensaje:

"A ellos se les va toda la fuerza con la boca. Y déjame elegir a mí mis decisiones. Te esperaré hasta las 9."

Seguidamente, mi móvil volvió a vibrar.

"No me respondas, consúltalo con la almohada. Sé lo que estás pensando, y no es peligroso. Confío en ti."

Confío en ti? Sólo me conocía desde hacía dos o tres días! Pero había acertado de pleno con mi pensamiento...

 Y ahora qué hacía?