Mis Novelas.

Mis Novelas.

sábado, 28 de julio de 2012

Turning Page (Parte XII)




Soundtrack: Requiem on Water- Imperial Mammoth







Entro en mi habitación. Veo la forma de tu espalda definida a través de la camisa de cuadros en tonos azules. Veo que estás ojeando algo.


-Cariño, qué haces?- Te sobresaltas y se te cae lo que estabas hojeando al suelo. Veo mi diario encima de la alfombra, abierto en una página al azar. Te miro esperando una respuesta.
-Yo… em… este… lo vi y…- Tomas aire mientras te desordenas los cabellos.- Lo siento, sé que no debí hacerlo, pero me entró curiosidad. He visto que sólo… has escrito los días que hemos estado juntos. Bueno, has llenado un montón de páginas, pero has empezado el día que nos conocimos.
-No quería que se perdiera ningún detalle. Pensé que sería bonito recordarlo cuando seamos viejos y leerlo a nuestros hijos, y nietos… Es una tontería.
-Podría convertirse en una novela, sólo tienes que cambiarle los nombres.
-Jamás publicaría nuestra vida! Pero… te gusta? Está bien escrito?
-Claro. Cómo todo lo que tu escribes. Siempre te he dicho que eres una escritora fabulosa. 
-Gracias. He… recibido una carta de otra universidad.  Es la mejor aceptación que he recibido, puesto que es referencia para estudiar filología.
-Yo también he recibido la carta de que me aceptaban en la que tiene el mejor programa de ciencias. Tendría a un profesor erudito.
-Yo tendría a un autor de best-seller y a un miembro de la Real Academia.- Suspiramos a la vez.- Es mejor que vayas allí.- Levantas la cabeza con brusquedad.
-Qué!? No quiero separarme de ti!
-Es lo mejor… sería muy egoísta por mi parte hacerte venir conmigo.- Mi voz falla por momentos. Las lágrimas se agolpan en mis ojos, pero debo hacer lo correcto.
-Vente conmigo.- Niego con la cabeza.
-Es una oportunidad increíble. Y es todavía más increíble que me hayan aceptado.
-Isolda, quiero que seas sincera. Si hubiera oportunidad, vendrías conmigo?
-Sin dudarlo.
-Entonces qué problema hay!? Me quedaré aquí.
-No, no debes.- Te quedas callado unos instantes. Casi puedo escuchar los engranajes moverse en tu cabeza. Levantas la mirada con ojos brillantes.
-Hay una universidad en la cual ambos hemos sido aceptados, y en la cual nuestras carreras las dan muy buenos profesores. No las dan eruditos, pero están muy bien consideradas igualmente.  Vayamos a esa.- Me muerdo el labio inferior.
-Una parte de mí quiere hacerte caso, pero otra me dice que es una oportunidad genial lo que nos están ofreciendo.- Te acercas. Coges mi mano y la pones en tu mejilla.
-Mi amor, quiero verte cada día, despertar a tu lado, reírme de tu mirada legañosa al sonar el despertador. Quiero verte en el campus cada día porque eso me ayudará a seguir adelante en cada clase, cuando mis fuerzas parezcan a punto de desaparecer. Quiero abrazarte cada noche antes de dormir y que tu respiración acompasada siga siendo la mejor canción de cuna.- Besas el dorso de la mano que tengo en tu mejilla. Siento cómo lágrimas calientes se desbordan de mis ojos y mojan mi rostro. Después de dos años de relación, todavía me sorprendía que, a pesar de ser tan diferentes en un principio, pensásemos tantas veces igual y que fuésemos hechos el uno para el otro. 
-Meum vitae, llevo intentando convencerte de dejarte ir pensando que es lo mejor para ambos desde que nos graduamos pero ya no puedo intentarlo más. –me abrazo a ti y hundo mi rostro en el hueco de tu cuello.- Ego accipere. Acepto.- Me besas con una sonrisa.- Y tu padre, lo aceptará?- te encoges de hombros. 
-Me da igual, soy mayor de edad. Será muy estricto y todo eso, pero tendrá que hacerlo; mi madre lo ayudará.
-Tienes razón. Puede que tarde, pero te quiere y sólo anhela tu felicidad.
-Bueno, tenemos que ponernos a buscar piso ya!
-Vamos a irnos a vivir juntos?
-Claro. En una residencia no podemos estar en la misma habitación… o no quieres?- te desesperanzas de repente. Sonrío.
-Pues claro que quiero,inludere! Simplemente que me parece mentira que vayamos a hacerlo ya.- se escucha una llave entrar en la cerradura de la puerta. Suspiro.- Habrá que decírselo a nuestros padres.- Me coges la mano y le das un apretón infundiéndome ánimo.- Espero que tus conocimientos de física nos ayuden a esquivar los cuchillos.- Bromeo. Sueltas una carcajada.
-Calcularé la velocidad y la trayectoria, no te preocupes.- Palpas el vaquero.- Oh! Que suerte! Si tengo aquí a Casio!- levanto una ceja.
-Por qué razón llevas una calculadora científica en el bolsillo?- En vez de contestarme, comenzó a silbar.




Este es el penúltimo capítulo! *ríe y llora a la vez*
Ya os avisé de que este iba a ser corto, pero el próximo será más largo, os lo aseguro ^^
PD: alguien lee con música?

sábado, 21 de julio de 2012

Turning Page (Parte XI)





Soundtrack: Flightless Bird, American Mouth- Iron & Wine



La lluvia chocaba contra los cristales. Escuchaba su corazón latir, acostada en su pecho mientras él dibujaba formas con el dedo en mi espalda. 

-Tristán…
-Sí?
-Por qué temías tanto este momento? Pensabas que iba a sufrir un ataque de ansiedad y me iba a poner a llorar como histérica?
-No, sé que no eres de esas.-respondió sonriendo.- Simplemente… tenía miedo de hacerte daño.- Me apretó un poco más entre sus brazos.- Espero que mis miedos fueran infundados.
-Lo fueron.- lo tranquilicé.- Pero de todas formas, toda entrega supone un sacrificio. Y ojalá todos los sacrificios fueran como éste.- Me besó en la coronilla.
-Me alegra no haberte dañado.
-Temías no saber hacerlo o tu pericia también en esto es un talento natural?- pregunté bromista. Sentí como se tensaba un poco.
-Yo…bueno…-suspiró, rindiéndose a contármelo.- Lo busqué en Google.- Levanté la vista, esperando ver que bromeaba. No lo hacía. Intenté aguantar la risa pero no lo estaba consiguiendo.- No te rías, malvada.- me riñó, avergonzado.
-En serio hay páginas de esas?- pregunté entre risas.
-La mayoría eran páginas con posturas del Kamasutra. Me asusté y apagué el ordenador desenchufándolo directamente.
-Pobrecito.- lo besé en la mejilla.
-Es que algunas desafiaban la gravedad, de veras. Yo creo que esas se las inventaron cuando ya estaban fumados.
-Pero no dijiste que habías apagado el ordenador rápidamente?- pregunté alzando una ceja. Se rascó la cabeza, avergonzado.
-Es que tenía curiosidad… pero no duré ni cinco minutos.
-Y yo que pensaba que eras un inocente adolescente virgen…
-Yo también pensaba eso de ti, pero cuando te quitaste la toalla no lo parecías.
-No me lo recuerdes. No sé que me pasó en ese momento.
-Pues a mí no me molestó.- Movió las cejas sugestivamente. Puse los ojos en blanco mientras intentaba no sonreír.
-Hombres.- solté, haciéndolo parecer un insulto.- Primum animalia, si cogitare me posse. *
-Eh! No me insultes cuando no sé lo que dices!- Me escondí bajo las sábanas para que no me viera reírme.- A ver qué haces si me pongo a hablar de la Teoría de las Cuerdas.
-Oh! Qué es esto que hay aquí?- pregunté bajo las sábanas. Lo escuché reírse pícaramente y me temí que soltara una de sus socarronerías.
-Enserio no lo sabes? No llegaste a la parte de reproducción humana en Biología?- Y…bingo, Isolda! Puse los ojos en blanco.
- Sé perfectamente lo que es eso y para tu información, no lo estaba mirando. Me refería a esto.- Volví a la superficie mientras pasaba el dedo índice por el tatuaje que tenía en la parte derecha de la pelvis. Se estremeció y detuvo mi mano.
-Fue una apuesta. De hace tres años, cuando intentaba entrar a formar parte de un grupo, cuando hacía cualquier cosa porque me aceptaran. Pensaron que no me atrevería a hacerme uno. 
-Qué ganaste a cambio?
-Nada. Se rieron de mí mientras me decían “en serio creías que íbamos a salir contigo, nerd de mierda?”- Tragué saliva y escondí la cara en el hueco de su cuello.
-Lo siento- susurré.
-No lo hagas. Una vez me sumergí por completo en mis queridas ciencias me dejaron en paz. Simplemente no existía.
-La gente puede ser muy cruel. A mí solían insultarme por los pasillos y en el recreo. Supongo que era porque nunca fui sociable y esas cosas.- Decidí cambiar de tema.- Y qué es?
-El qué?
-El tatuaje.
-Ah!- sonrió.- En serio no lo imaginas?
-La manzana de Newton?- negó.
-Quieres mirarlo bien?- hizo ademán de retirar la sábana. 
-No!- lo detuve mientras cerraba los ojos.- Suus 'optimus non ad vigilemus bestia. *
Levanté un poco la sábana y miré con más atención. Se me escapó una sonrisa.
-Debí habérmelo imaginado…

Al lado del hueso que sobresalía de la pelvis, había tatuado, con una cuidada caligrafía, la letra griega pi. Estaba en negrita y era un dibujo bastante pequeño. Imaginé que yo era la primera en verlo.

-Está en el mismo lugar que el mío.- susurré mientras repasaba el dibujo con el dedo índice. 
-Puedo verlo con más detalle? No me fijé bien antes.- Asentí. 
-Es muy bonito.- alagó.
-Gracias.
-Por qué te hiciste el tuyo?
-A mi padre le diagnosticaron cáncer cuando tenía once años. Prometí que si él se curaba, yo me haría un tatuaje como sacrificio y en agradecimiento. Me aterrorizan las agujas. 
-Cuándo te lo hiciste?
-A la misma edad que tú. Mi padre para que no tuviera miedo me decía que si él alguna vez faltaba, vendría de nuevo a mí en forma de pajarito para protegerme. Cuando era pequeña me decía que enviaba un gorrión conmigo al colegio para cuidarme y ver si me portaba bien. Siempre me llama “golondrina” por mi imaginación, por mis ganas de volar, de libertad…- Sonreí.- Antes de que lo operaran y cada vez que iba a sus sesiones de quimioterapia le decía este mensaje.

El tatuaje eran varios pajaritos volando con un mensaje en letras cursivas que ponía: If you are a bird, I’m a bird. 
Tristán me besó en la frente tras taparme de nuevo y me abrazó con fuerza. No me di cuenta de que estaba llorando hasta que el apartó suavemente con un dedo las lágrimas que corrían por mis mejillas.

-Qué tonta… ni siquiera sé por qué lloro. Él ya está curado.
-Ha sido una etapa difícil, sólo eso. No quiero que te entristezcas.- Levantó mi barbilla.
-No lo hago. Sólo son recuerdos. Estoy aquí contigo, y no hay nada que pueda desear más en estos momentos.
-Te amo, Isolda.
-Te amo, Tristán.






Bueno, aquí estoy de nuevo. Veo que mis partes azules no os han dejado satisfechas... xDD
Contando con este, SÓLO QUEDAN 3 CAPÍTULOS DE TURNING PAGE! El próximo será cortito, pero el último será más largo, os lo prometo ^^

*Primum animalia, si cogitare me posse. : Primero animales, después si puedo pienso.
* Suus 'optimus non ad vigilemus bestia.: Es mejor no despertar a la bestia.

Tatuaje de Isolda
Tatuaje de Tristán

miércoles, 11 de julio de 2012

Turning Page (Parte X)





Atención: Este capítulo contiene partes azules. No me responsabilizo si váis directamente a leerlas (xD) y mucho menos de los comentarios que éstas susciten.





-Me he tomado la libertad de colgar mi ropa en la terraza para que se seque cuanto antes, espero no haber errado.- avisó un poco avergonzado, mientras me miraba de arriba abajo de reojo, intentando que no se notara.
-No, no, buena idea. Por cierto, te he escuchado algo de que no tenías gel…-sonreí malévola. Frunció los labios en un mohín infantil y adorable.
-Perdona, pero no todos tenemos tu voz de soprano.- sonreí.
-Lo siento, sólo quería meterme un poco contigo.- Me acerqué y le besé con suavidad. Esbozó una sonrisa pícara.
-Si me vas a pedir perdón de esa forma, puedes meterte conmigo cuando quieras.- puse los ojos en blanco y le di un manotazo juguetón mientras sonreía. Escuché como suspiraba.
-Qué ocurre?- Pregunté mientras acariciaba su mandíbula. Noté la barba incipiente bajo las palmas.
-Entiendo que no te sientas preparada y que no quieras hacerlo pero presentarte de esta guisa delante de mi persona… roza la crueldad.- Intenté taparme un poco, ruborizada, incómoda y sintiéndome culpable.
-Yo…yo…esto…lo siento, Tristán. En serio, no pensé que fuera tan duro para ti.
-Y no lo es la mayoría de las veces. Estar contigo, verte feliz y sentir tu mano junto la mía es suficiente…pero no siempre. Cuando veo las formas de tu cuerpo, o cuando te oigo suspirar cuando me dejo llevar en un beso… me resulta muy difícil continuar siendo un caballero y no intentar persuadirte para conseguir lo que mi cuerpo me grita.- Sonreí cómplice mientras volvía a dejar mi mano donde estaba.
-Se podría decir que es el triunfo de la mente sobre la materia?- Su mano envolvió la mía y besó la palma.
-Sí. Pero temo que un día no sea así.- Fijó sus ojos oscuros en los míos.- No quiero que te sientas presionada, Isolda. Esperaré, en serio. No me importa. Y estoy casi seguro de que puedo hacerlo. Y si en algún momento llego a no poder controlarme, pégame una bofetada.- Reí bajito.
-No te preocupes, estoy segura de que no hará falta. De todas formas… intentas seducirme?- Frunció el ceño.
-No. Por qué lo dices?- Alcé una ceja.
-Me enseñas ese torso, que jamás me esperaría en un futuro químico, y crees que no provocas nada en mí? Piensas que soy de piedra?- Sonrió con socarronería mientras echaba un vistazo a lo que la toalla no tapaba.
- En serio te seduce esto?- preguntó incrédulo.- Siempre pensé que no era para tanto. No hago casi ejercicio. Camino y poco más.
-Pues Tristán, quién le diera a muchos tener los músculos tan bien definidos.
-Entonces… soy tu tentación?- preguntó con una sonrisa pícara. Se aproximó hasta que quedamos a pocos centímetros, con nuestros cuerpos casi tocándose. Casi escuché un cortocircuito en mi cerebro cuando mi sinapsis empezó a fallar.
-Ajá…
-Eres de las que suelen sucumbir o no?
-Intento no hacerlo, pero puede que contigo haga una excepción.- Me sorprendí de mis propias palabras. Dónde estaba la Isolda tímida que siempre había conocido!? 

Tristán se mordió el labio inferior -gesto que seguro yo le había pegado- ofreciendo, sin darse cuenta, una imagen absolutamente tentadora. Deshizo la distancia que nos separaba y comenzó a besarme, primero dulce y después con repentina fiereza. Enredé mis dedos entre sus cabellos mojados y gemí cuando me cogió en volandas por las pantorrillas. Sentí la puerta de mi armario en la espalda cuando sin querer chocamos contra ella. Comencé a hiperventilar cuando sentí sus labios en el cuello.
Por favor, que no pare, que no pare… pedí mentalmente. Pero el destino, que parecía aburrido y yo debía ser su bufón personal, hizo que Tristán se separara con un gemido ronco, dejándome con suavidad en el suelo.
Sentía el corazón latiéndome con fuerza en las sienes, y tuve que concentrarme para escuchar bien lo que Tristán decía.

-No puedo, no puedo…-se lamentaba para sí mismo. Se dio la vuelta cabizbajo.- será mejor que me vaya.- soltó. 

No, no podía dejar que lo hiciera. Él pensaba que yo no estaba preparada, pero sí que lo estaba. Tenía un poco de miedo ante lo desconocido, sí, pero confiaba en él. Mi novio no parecía tener miedo por sí mismo, sino por mí, de modo que no tenía de qué preocuparme.  Tomé un gran trago de aire y dejé caer la toalla al suelo. Tristán se dio la vuelta disponiéndose a irse, pero se quedó petrificado cuando aparecí en su campo de visión.  Desvió la vista hacia un lado, repentinamente ruborizado.

-Em…esto…creo que se te ha caído…la toalla…se ha caído…-comenzó a balbucear. Si no hubiera estado tan nerviosa como él me hubiese reído.- Oh, joder, soy gilipollas.-dijo entre dientes mientras se desordenaba el cabello .
-En serio quieres irte?- pregunté obligando a que me saliera la voz. Negó con la cabeza.- Acércate.- Tragó saliva pero hizo lo que le pedí. Acerqué los labios a su oído y sentí cómo se estremecía cuando mi aliento rozó su piel.- No te preocupes, sé que podemos hacerlo.- Rocé su mejilla e hice que me mirara.- Tienes miedo porque no puedes controlar la situación?
-Puedo soportarlo.- Sonreí intentando darnos confianza a ambos.
-Intentémoslo, por favor.- Deposité un tímido beso en la comisura de su boca. Tomó aire y escuché su toalla caerse al suelo con un ruido sordo. 

Las sábanas de mi cama crujieron cuando nos acostamos encima. La urgencia de los minutos anteriores había desaparecido, y en la habitación sólo se escuchaban nuestras respiraciones erráticas entre beso y beso. 
Sus manos suaves y fuertes al mismo tiempo pararon de acariciarme al llegar a mi cadera. Irguió la cabeza unos centímetros, cerrando los ojos para que no pudiera ver su mirada de desesperación.

-Por favor, dime que pare ahora.-rogó con voz ronca y desesperada.- Pídemelo ahora porque no voy a poder parar después.
-No lo hagas.-pedí. Abrió los ojos y fijó sus ojos azabache en mi mirada.- Quiero hacerlo. Confío en ti, Tristán.- Pasé las yemas de los dedos por sus mejillas.- No temas,-susurré- somos como una sola persona.- Rozó con suavidad sus labios contra los míos.




Em... esto... tirurirurá~ -OME, que vergüenza me da subir estas partes... casi tanta como escribiéndolas...-
Espero que os haya gustado, intenté que fuera una muy tierna primera vez para ambos... (<--Tristán es virgen, como ya sabéis.) -PD: en vez de poner virgen primero puse gay... tengo miedo de mi cerebro... :___D -
Bueno, creo que lo que hay entre paréntesis en el título es muy apropiado xDD
Pobre Tristán, no se esperaba a la Isolda seductora... (y ella tampoco)
En fin, ya os dejo. Espero vuestras reacciones!
PD: créeis que la música está bien para este cap? a mí sí me lo pareció (sobre todo por la letra)













lunes, 2 de julio de 2012

Turning Page (Parte IX)




Soundtrack- Fall for You- Secondhand Serenade



Y estos eran nuestros momentos de desconexión de estudio en la biblioteca del instituto. Por muy sorprendente que pudiera parecerme, jamás nos echaron de allí, y ninguno de los estresados alumnos cumplió al final su amenaza.


Pero, como en toda pareja, hay un momento en el que te das cuenta de que necesitas algo más. Necesitaba estar más cerca de ti, tan cerca…que quería fundirme contigo. Me asusté cuando me di cuenta de esto, e intenté esperar a ver si la subida de hormonas temporal pasaba, pero no parecía ocurrir nunca.
Y el momento de la verdad llegó una tarde lluviosa de primavera. Aquel día nos habíamos tomado un descanso de los interminables días de estudio, pues los exámenes finales estaban cerca, pero no habíamos contado con que una tormenta de verano nos iba a pillar en medio de aquel parque donde nos habíamos conocido.




Me bajé de la motocicleta y me quité el casco tan pronto como Tristán la apagó. Intenté utilizar mi cazadora vaquera como paraguas pero estaba tan empapada como yo misma. Al fin, terminó de asegurar la moto y salimos corriendo bajo la lluvia hasta resguardarnos bajo mi portal. Sentí sus manos frotarme la espalda intentando darme un poco de calor mientras yo buscaba las llaves y las metía en la cerradura. Por fortuna, el ascensor estaba en ya en el último piso así que nos metimos con rapidez.

-Debí haber mirado el pronóstico del tiempo antes de convencerte para salir.- se disculpó mientras el ascensor se ponía en marcha.
-No te preocupes. Fue bonito mientras duró.- sonreí. 


Comencé a hiperventilar al observar como las gotas de lluvia caían de las puntas de su pelo hacia su rostro y morían en sus labios, entreabiertos. Mi corazón comenzó a latir con fuerza al observar la camiseta oscura pegarse a su cuerpo, dibujándose las líneas de su pecho y abdomen. Tragué saliva y miré el panel del ascensor que informaba que sólo quedaba un piso.  


-Tu madre nos va a echar la bronca. Le vamos a poner el suelo perdido.
-No tiene por qué enterarse. No hay nadie en casa y no van a venir hasta, por lo menos, la hora de cenar.
-Vale, borraremos las huellas del crimen.- rió.


Se abrieron las puertas y minutos después ya estábamos dentro de mi casa.

-Date una ducha en mi baño, el agua caliente evitará que te resfríes. Yo iré al de mis padres. Espera, te voy por una toalla.
-Entonces no vamos a ducharnos juntos?- me di la vuelta mirándolo a los ojos asustada. Maldita sea, intentaba no tirarme a su cuello! Su expresión burlona se tornó a preocupada cuando vio mi cara.- Cariño, era broma.-mi expresión se relajó.
-Ya…ya lo suponía.- balbuceé avergonzada. Seguramente lo había hecho sentir mal.
-Isolda, no quiero hacerte sentir mal, en serio. Sabes que no me importa esperar a que estés preparada, verdad?- Sonreí levemente y asentí.
-Hablas como si tú no fueras también virgen.- acusé, incapaz de morderme la lengua. Frunció los labios.
-Y quién te ha dicho que yo sea virgen?- replicó con el orgullo herido.
-Pues tú.
-Mierda- siseó.
-De todas formas, ya me lo esperaba. Eres un friki de las matemáticas.
-A 100000 de científicos no les gusta eso. Incluido a mí. 
-Se supone que los de letras somos mucho más bohemios, que nos regimos por el carpe diem. 
-Te recuerdo que tú eres de letras.
-Lo sé, pero jamás he sido una bohemia. Toda mi vida he sido una tímida empedernida y jamás me he sentido atraída por ese tipo de vida. Debes reconocerme, Tristán, que tú, como la gran mayoría de los que estudian las leyes del universo, siempre le buscas una explicación a todo y muy pocas veces haces algo sin encontrarle antes la solución a todas las incógnitas.
-Mientras tú eres la soñadora que piensas que las cosas pasan por algún motivo fuera de nuestro alcance.- terminó la frase.
-Exacto. En momentos como estos me pregunto cómo es posible que nos hayamos enamorado.
-Si quieres una respuesta más filosófica que no de una solución real, te recitaría una frase de un gran científico llamado Severo Ochoa que decía que el amor es física y química. Si quieres otra, te diría una  que circula por internet que dice que en matemáticas el amor es un problema. Y si ahora quieres una explicación científica, te diría la típica frase de que los polos opuestos se atraen. Pero como eso no sirve para siempre, en mi opinión, además de que nuestras cargas eléctricas se atraen, te diría que tenemos varias cosas en común que actúan como el mejor pegamento de contacto que hace que no podamos permanecer ni un solo minuto separados sin extrañarnos.- Sacudí la cabeza sonriendo.
-Es la declaración más friki que he escuchado nunca… cada día te superas, Tristán. 
-Eso significa que no te ha gustado…-dijo intentando camuflar su tristeza.
-Protoncito mío, cómo no me iba a gustar? Eres tú en tu máximo esplendor, es tu esencia.- Me acerqué a él y besé sus labios, para demostrarle que no mentía. 


Solté un gemido cuando Tristán, clavando sus dedos en mi cintura, me acercó a él y pude sentir, por nuestras ropas mojadas, como las telas se rozaban y los músculos de su pecho y abdomen contra mí, como si no hubiera ni un solo trozo de tela que separara nuestras pieles. Una parte de mí gritaba que esto no se detuviera. Mi otra parte gritaba que estaba asustada, que estaba fuera de su control y que no sabía qué hacer. Mis estúpidos debates ético-mentales volvieron a atormentarme hasta que sentí los labios de Tristán en mi cuello y una de sus manos pasearse suavemente por una de mis piernas descubierta por el vestido hasta mi pantorrilla. Mandé a las dos Isoldas que se callaran de una puñetera vez. Un escalofrío recorrió mi espalda, y no fue precisamente de frío. 
Pero Tristán no pareció haberlo entendido así, ya que se separó, con sus ojos ardiendo de una pasión que intentaba controlar.


-Lo siento. Estoy haciendo que te resfríes.-se disculpó.
-Yo no…-suspiré, sin terminar la frase. Tal vez sea mejor así. Pensé para mí misma. Isolda 2 (la atrevida que no solía salir y que vestía de rojo) le soltó con odio a Isolda 1 (la racional que siempre me hablaba y vestía de blanco inmaculado) “estarás contenta. Siempre ganas tú. Ahora se ha vuelto a perder ese cuerpazo al que tanto quiso la genética y Afrodita.”- Vo…voy por una toalla para ti.-Volví a los cinco minutos con ella en la mano. Cuando iba a tendérsela, Tristán se sacó la camiseta, dejándome en un auténtico estado de shock. Había podido imaginar por tal y como se le pegaban las camisetas al cuerpo, que no estaba gordo, ni delgaducho, ni flácido, pero jamás me habría imaginado que tendría la parte superior del cuerpo tan bien formada. Sin estar musculado de gimnasio, tenía los músculos bien definidos. Tragué saliva.- To…toma.- Cogió la toalla sonriendo, como siempre.
-Gracias. Tuve que quitarme la camiseta porque estaba empezando a tiritar.-se excusó. Asentí como una autómata.
-Sabes ya dónde está mi baño?- asintió.- Bien. Voy a ducharme yo también.-  Comenzó a caminar hasta mi cuarto. Yo mientras tanto me deleitaba con su espalda definida intentando no sufrir una combustión espontánea. Me mordía el labio inferior cuando se dio la vuelta.- Isolda.
-Sí?- respondí con voz de drogada. Esbozó una sonrisa torcida.
-Me encanta ese vestido. Y me gusta infinitamente más cómo se pega a tu cuerpo cuando está mojado.- Mi boca formó una O y clavé las uñas en la palma de mis manos para no lanzarme a él embriagada de pasión. Me guiñó un ojo y siguió su camino.


Tenía que mantener la cabeza fría. No, no podía ser. A lo mejor Tristán no quería y lo estaba metiendo en una situación comprometida…“Venga ya, Isolda. Eso no te lo crees ni tú.” Me reprendió Isolda 2. 


-Cuando tienes razón hay que dártela.- susurré. Oh, genial. Definitivamente, me he vuelto loca. Ya no solo oigo voces en mi cabeza, sino que les contesto. 
Vamos, es tu oportunidad! Métete en la ducha con él por sorpresa! No podrá escapar…” recomendó pícara Isolda 2.


-Cállate ya, psicópata.-gruñí.




Me metí en el baño de mis padres intentando no pensar en que Tristán y su espléndido cuerpo que parecía esculpido por los mismísimos dioses estaban en mi baño, a unos pocos metros, bañados por el agua caliente que salía de la ducha.
Me mordí el labio obligándome a cambiar el rumbo de mis pensamientos. Ovejitas en el campo, tralalí, tralalá… 
Escuché a Tristán desafinar en la ducha mientras intentaba cantar lo que parecía “Highway to Hell”. Comencé a reírme como una loca. Fue reconfortante recordar que no era tan perfecto como parecía, ya que así mis imperfecciones se verían un poco menos escandalosas. El vestido se deslizó por mi cuerpo cayendo en el suelo mientras el agua que caía del grifo se calentaba. Comencé a tiritar por el frío acumulado cuando el agua caliente cayó sobre mi piel. 


Salí de la ducha con los músculos relajados gracias al agua. Envolví mi cuerpo en una toalla y me encaminé a mi habitación de puntillas a buscar ropa.
Los pensamientos deslibidores que había intentado mantener durante todo aquel tiempo se esfumaron cuando tragué saliva al ver a Tristán ataviado solamente con una toalla anudada a la cintura, con gotas que caían de las puntas de su cabello oscuro todavía mojado.






ajkjdwnfieowqbgq *bababababababa* xDD
bueno, para vuestra alegría, intentaré que en el próximo cap. haya partes azules (las echabais de menos, eh? ;) )
odio a Elizabeth 1 y a Elizabeth 2, siempre están peleándose... CALLAOS YA, LECHUGAS!