Siempre hay Esperanza.

Me recosté en la cama de la habitación del hospital en el que me encontraba ingresada desde hacía varios días. Él estaba a mi lado, cogiéndome la mano mientras miraba a la puerta esperando noticias.
Mi padre había ido a hablar con el médico. Tardaba demasiado. Eso nunca significaba buenas noticias.
Sentí como Edward se tensó al ver el pelo ya canoso de mi padre entrar por la puerta con el rostro lívido.

-Qué ocurre?- preguntó ansioso.
-Sal un momento, por favor.- Pidió mi padre. él atendió a su orden y cuando los dos salieron fuera, sólo oí cuchicheos. Edward entró minutos después con el mismo color que las paredes de la habitación. Mi padre entró y me besó la frente.-
-Papá, podrías dejarnos solos un momento?-pedí.
-Claro que sí, cariño. Llamame cuando me necesites.- Volvió a salir. Me moví con dificultad en la cama y me mordí el labio para soportar el dolor. Sus ojos verdes estaban aterrorizados.-
-Voy a morir, verdad?- Se tensó todavía más, y sus ojos tristes de por sí, bajaron al suelo.-
-Aún no está nada seguro, van a seguir haciéndote más pruebas.
-No necesito que me pinchen más para saber que no me queda mucho. Llevo muchos años de experiencia con ello.
-Nunca se sabe cuando puede llegar un donante compatible.- dijo sin mucho convencimiento.-
-Edward, llevo padeciendo desde los cinco años leucemia, la medula compatible no aparece, y nunca había tenido una caída tan fuerte, estoy muy débil. Por más que luche, mi cuerpo quiere rendirse.- Apretó más mi mano, como si quisiera impedirme que me fuera. Se levantó un poco y entrelazó nuestras miradas con una intensidad que me hizo estremecer.-
-No digas eso, siempre hay esperanza.- No quería hacerme ilusiones. La vida me había dado demasiados palos. Miré al lado contrario.-
-Te dije que no te enamoraras de mí.- Susurré.
-Qué?
-Cuando acepté ayudarte con los estudios te advertí que no te enamoraras de mí.- Se quedó en silencio. Volví a mirarlo y esbocé una débil sonrisa.- Y tú te burlaste de mí.
-Era un imbécil en aquellos tiempos.
-Aquellos tiempos sólo son meses, señor Masen. Nunca pensaste en enamorarte de la monja, no?
-Yo nunca te llamé así. Y era casi imposible que no me enamorara de ti.
-Te lo advertí, pero nunca pensé que me desobedecerías. Somos dos polos opuestos.
-Éramos. Tu sacaste mi verdadero yo.
-Vale, éramos. Tú, el chico más popular del instituto; yo, una marginada social.  Tú, Un auténtico desastre en los estudios; yo, media de sobresaliente. Chico problemático, hija del reverendo. Chico sano, enferma de leucemia.- dije la ultima comparación con la voz rota. Una lágrima traicionera recorrió mi mejilla, pero su dedo la apartó.-
-Nunca me arrepentiré de haberme enamorado de ti, eres lo mejor que me ha pasado. Además, los polos opuestos se atraen.
-No quería que sufrieras, yo sabía perfectamente que iba a morir tarde o temprano.
-Shh...- me instó mientras posaba un dedo en mis labios.- Deja de pensar en ello. -Me besó dulcemente.- Y recuerda que siempre hay esperanza.

 Los mejores one shots siempre se me ocurren a altas horas de la noche... por que será?

13 comentarios!! WITHOUT WORDS! :D

um... emo. xp espero que os guste.