Soundtrack: Your Call- Secondhand Serenade
-Han muerto todos los licántropos, pero también han fallecido Riley, Bree y los otros dos. Me salvé porque Riley me obligó a irme. –Santiago hizo un asentimiento con la cabeza.- Si Aro me llama, dile que por favor sea para mañana, mi familia y yo tenemos mucho de que hablar.
-Está bien.- Se dio la vuelta y se fue.
No sabía como me había salido la voz tan firme y decidida cuando sólo tenía ganas de llorar.
Pero los sollozos de Esme no tuvieron tanta suerte y se desbordaron cual río al que le abren las compuertas del embalse.
-Cómo has podido hacernos esto, Elisabeth?- me preguntó dolido Carlisle. Se me encogió el corazón.
-Me responsabilicé de mis actos.- respondí, intentando que no me temblara la voz.
-Íbamos a ayudarte!- saltó Jasper. Carlisle levantó la mano, indicando que le dejaran hablar a él.-
-Lo hice para no poneros en peligro.- insistí.
-Ya lo has hecho.- bufó Rosalie.
-Rosalie, déjame a mí.- pidió Carlisle.- Ha sido una completa insensatez, casi un suicidio.- me reprendió, con tristeza en los ojos.
-No quería que sufrierais ningún daño.
-No dudo de tus intenciones, pero has errado completamente. No has pensado por un instante en lo mal que lo hemos pasado?
-Cómo?
-Carlisle, pido permiso para hablar.- rogó Alice. Carlisle asintió.- Elisabeth, de veras no lo pensaste? No sabíamos si estabas muerta, herida, habías huído o lo que había pasado. Yo no podía ver nada porque los licántropos estaban de por medio y no podíamos salir a ayudarte por Santiago y porque no sabíamos si empeoraríamos las cosas. Sabes lo que es esta sensación de angustia e impotencia!?- no pudo contenerse en el último momento y después del grito empezó a sollozar al igual que Esme.
-Era mejor que muriera yo a que murierais todos o casi todos! Vosotros dejaríais a un alma gemela y yo no. Eso sin contar que todo ha sido culpa mía.
-Elisabeth, tú también dejas a un alma gemela y lo sabes.- repitió Alice con cansancio entre sollozos.
-No es momento para volver a ese tema.- interrumpió Carlisle.- vale, muy bien Elisabeth, tienes razón. Fue culpa tuya (aunque no estoy del todo de acuerdo) y era mejor que muriera uno que cuatro, pero eso ya lo habíamos pensado antes, y aún así queríamos luchar porque, que clase de familia seríamos si te dejáramos abandonada al primer problema?- empecé a respirar entrecortadamente intentando, de nuevo, no sollozar.-
-Disculpadme de nuevo. He sido una insensata, tenéis razón.
-Qué ha pasado en serio con los licántropos?-me preguntó Emmett. Me tensé, pero Esme me sacó del apuro. Tomó aire intentando volver a tomar el control de sus cuerdas vocales.-
-Hoy ha sido un día muy duro para Elisabeth, creo que es mejor que la dejemos descansar.
-Gracias.- subí a mi cuarto y me encerré allí.
Empecé a dar vueltas en la habitación como un león enjaulado. Parecía mentira como una persona podía cambiarlo todo.
Antes de que Edward llegara, éramos una familia medianamente feliz. Con el paso del tiempo había aprendido a meter en un cajón mis emociones y enseñar solamente una sonrisa ensayada en el espejo para no preocupar a Carlisle ni a Esme; pero ahora sentía esas emociones guardadas explotar en mi interior, como si alguien hubiera puesto dinamita en mi escondite.
Suspiré con frustración y miré al cielo nublado y rojizo, era la hora del crepúsculo. Maldita sea! Estaba arriesgando a mi familia y a mí misma por nada!? En mi cabeza resonaban una y otra vez las palabras de Rosalie, pronunciadas hacía una hora y media: Está arriesgándonos cuándo ni siquiera podrá estar con el muchacho.
La única persona que me hacía sentir viva, era la única que me ponía en peligro de muerte. Cuán irónica podía ser la vida!
Me acosté en el sofá-diván de cuero negro y cerré los ojos, estaba muy cansada.
El día había empezado tan bien... por la mañana, Edward y yo estuvimos a punto de besarnos y una hora después, estaba enfrentándome a la muerte. Definitivamente, podía escribirse una novela con mi existencia.
Un bip, bip! acompañado de una vibración resonó en el bolso que utilizaba para el instituto. Me levanté y cogí el aparato plateado que había soltado ese sonido. Era mi móvil. El icono con el dibujo de un mensaje parpadeaba en la pantalla, junto a tiene usted un mensaje nuevo. Le di a ok y el remitente era un número que no conocía:
"No hagas caso de lo que dijeron Sam, Jacob y los demás. Yo al menos no lo haré. Si cambias de opinión, te espero mañana a la hora y lugar acordados. Edward"
"No quiero meterte en problemas. Me dijeron muy claro que te dejara en paz. Es mejor que vayas con Ángela. Elisabeth"
Escribí rápidamente. Le di a enviar y me dispuse a esperar. Un minuto después, me llegó otro mensaje:
"A ellos se les va toda la fuerza con la boca. Y déjame elegir a mí mis decisiones. Te esperaré hasta las 9."
Seguidamente, mi móvil volvió a vibrar.
"No me respondas, consúltalo con la almohada. Sé lo que estás pensando, y no es peligroso. Confío en ti."
Confío en ti? Sólo me conocía desde hacía dos o tres días! Pero había acertado de pleno con mi pensamiento...
Y ahora qué hacía?
me gusta el capitulo(como siempre, porque están genial). yo estoy con todos en que pensaba cuando estaba ayudando a esos licantropos??
ResponderEliminarrespecto con la proposición de edward yo creo que va ir, no lo puede evitar le gusta demasiado. zeltia:)