Soundtrack: Roslyn- Bon Iver & St. Vicent.
Me llegó otro mensaje.
"Cómo no vayas con Edward, no volveré a hablarte."
Pero este número sí que lo conocía.
-Alice...- le reñí en voz baja. Sabía que me escucharía.
-Sí?- abrió la puerta y me miró con cara inocente.
-Qué has hecho?
-A qué te refieres?
-No me tomes por tonta. Cómo ha conseguido Edward mi número?
-Lo habrá conseguido en la guía telefónica.- Levanté una ceja. Suspiró, rendida.- Vaale. Que conste que no fue mi intención...- puse los ojos en blanco.- En serio! encontré su número y pensé en llamarlo por ti diciéndole que estabas enferma, pero entonces tuve una visión. Así que le expliqué todo, (omitiendo los detalles sobrenaturales, claro) y dejé que él decidiera. Y no me defraudó.
-Pero Alice, quieres que Rosalie me arranque la cabeza? No te ha bastado con lo que podría haber pasado hoy?
-Elisabeth, lo tengo todo pensado. Estaré mirando tu futuro en todo momento. Si veo que desaparece, iremos a donde te encuentres y te ayudaremos. Jasper y yo estaremos cerca y a Carlisle le parece una idea estupenda.
-No estoy muy segura...
-Como no vayas, no te volveré a hablar.
-Eso es un castigo?- Me lanzó una mirada asesina.- Era broma, pequeñaja.- La abracé.
-Hoy lo he pasado muy mal, Elisabeth. No vuelvas a hacerlo, sabes que te quiero.- susurró a punto de llorar.
-No llores más, Alice.- pedí acariciando su pelo negro.- Yo también te quiero mucho. Está bien, te haré caso.- Se deshizo de mi abrazo con una sonrisa de oreja a oreja y se puso a saltar como un duende. Me reí un poco.- Voy a hablar con Carlisle.
-Sí, sí. Yo voy a jugar con Jazz.- soltó un gritito de alegría y se volatilizó por el pasillo.
Me encaminé al despacho de Carlisle, casi al final del pasillo. Llamé a la puerta.
-Adelante.- me dijo desde dentro. Abrí y entré cabizbaja.
-Molesto?
-Tú nunca molestas, Elisabeth. Siéntate.- seguí sus indicaciones.- qué quieres?
-Siento muchísimo lo que hice, lo único en lo que pensaba era en que no sufriérais ningún daño. Jamás pensé que sufriríais tanto.
-Sé que no lo hiciste con mala intención. Pero no entiendo eso último: "Jamás pensé que sufriríais tanto"? Elisabeth, piensas que no te queremos?
-Sé que no me apreciáis y me tenéis cariño.
-No, hija, no es sólo eso. Para Esme eres como el hijo que perdió, tú despertaste su instinto maternal; yo te quiero como una hija, y Alice, Jasper, Emmett y también Rosalie te quieren. Eres nuestra familia. Ellos sufrieron tanto como nosotros esta tarde.
-Rosalie? Rosalie lo único que quiere de mí es mi cabeza.
-No, Elisabeth. Rosalie también te quiere, porque vi su sufrimiento. Conoces el pasado de Rose, y sabes que no fue fácil.
-El de ninguno ha sido fácil.
-Lo sé, pero ella se siente segura bajo su caparazón.
-Entonces... me perdonas?- me mordí el labio inferior, nerviosa.
-Claro que sí.- sonrió amablemente, y yo sonreí también, feliz.
-Gracias, padre.- le abracé con fuerza. Él me devolvió el abrazo frotándome la espalda con cariño.
-Y nunca más vuelvas a hacer algo así, deja que te ayudemos. Por mucho que quieras, no puedes cargar con todo.
-Está bien, voy a hablar con Esme. Le debo una disculpa.
-Está en la habitación.-inspiré hondo.
-No va a ser fácil...
-Háblale con el corazón, como hiciste conmigo. El amor de una madre lo perdona todo.- sonreí tenuemente, cerré la puerta al salir y fui a la habitación de mis padres. Di unos pequeños toques con los nudillos.
-Adelante.- tomé aire varias veces y entré.
Vi a Esme en posición fetal en la cama, mirando por la ventana y abrazando un cojín. Su pelo ondulado del color del caramelo ocultaba un gesto triste en su cara con forma de corazón.
Posó sus grandes ojos sobre mí y sonrió sin ganas, intentando esconder su tristeza.
-Hola, cariño. Pasa.- El mentón comenzó a temblarme y los ojos empezaron a escocerme. Solté un sollozo ahogado que se me quedó pegado a la garganta. Lo que daría por poder llorar!
-M..mamá..- susurré. Se levantó sorprendida, abrió los brazos y casi me lancé hacia ella. La abracé y hundí mi rostro entre sus brazos, necesitaba con urgencia el consuelo de una madre.
-Sh... no llores, Elisabeth.- empezó a acariciarme la melena para calmarme.- qué te está pasando? se suponía que la única llorona era yo.- me besó la coronilla. Esme era todo dulzura.
-L..Lo siento, no quería hacerte sufrir! A ninguno! Lo único que quería era protegeros!
-Lo sé, lo sé. Y eres muy valiente, pero sentí que me moría cuando te vi salir corriendo con la resolución en los ojos y no pude seguirte.
-Mamá, tú no matarías ni a una mosca.
-Me estás haciendo la pelota llamándome mamá? Porque funciona.- bromeó.
-Lo siento, pero es que... siento que estoy traicionando a mis padres llamándoos mamá y papá a Carlisle y a ti.
-Acaso los niños adoptados no llaman así a sus padres adoptivos?
-Es la costumbre.
-No me lo llames si te sientes incómoda.
-Lo siento de nuevo. La próxima vez dejaré que me ayudéis.
-Me parece muy bien, pero realmente espero que no haya próxima vez.
-Desgraciadamente, presiento que sí. No te has enterado del último chantaje de Alice?
-No. En qué consiste esta vez?
-Bueno, pues Alice le contó a Edward una versión light de lo ocurrido y él me envió un mensaje pidiéndome que fuera de todas formas. Después, Alice me chantajeó para que fuera y acepté. Pero sigo pensando que no debería hacerlo.
-.Ya estamos otra vez, no?
-Eh? es que ya nadie se acuerda de lo que pasó hace unas horas?
-Los licántropos no tienen por qué enterarse.
-Mi efluvio se mezclará con el de él.
-Pues ya no las apañaremos. Según el tratado no deberían atacar a menos que ataquemos a algún humano. Los demás vampiros nos ayudarán.
-Son sólo niños...- Esme abrió los ojos sorprendida.- El más mayor tiene alrededor de 21 años...
-No se suponía que habían muerto?- interrumpió Jasper.
Chun, Chuuun!!
Espero que os guste, y siento el sentimentalismo..