Capítulo Treinta y Tres
Soundtrack: Non, je ne regrette rien- Edith Piaf.
Me di cuenta de que tenía que decirle algo a Mike cuando sentí al que seguro era Edward irse.
Afortunadamente, los vampiros pensamos rápido, por lo que Mike no se dio cuenta de mis cavilaciones.
-Creía que era la chica la que lo pedía. –dije un poco escéptica.
-Bueno, como eres tan tímida, pensé que sería mejor pedírtelo yo.- Ya. Que hipócrita era la gente.
-La verdad, no creo que sea buena idea. –Me miró confundido- somos muy diferentes, - y tanto- tu eres popular, y yo soy la rarita. No quiero bajar tu status social.
Sonreí un poco. Nunca pensé que tendría que enfrentarme a esta situación, pensaba que repelía a los humanos. Tan poco miedo doy!?
-Además, no voy a ir al baile.- Y, oh, se me olvidaba, no me gustas, me caes muy mal, y si fuese, iría con Edward.-
-No vas a ir?- negué con la cabeza. Sabía que la capacidad cerebral de Newton no era para echar cohetes, pero creía que una simple oración podía entenderla.- y qué puede haber más importante?- um… déjame pensar… cualquier cosa? Por dios, tengo ciento diez años, no soy una adolescente tonta e ilusa. Y en mi época, había bailes casi cada semana.-
-Ese fin de semana voy a ir a Tacoma.
-Ah…
-Bueno, tengo que ir a clase, pero gracias por la invitación
-No hay de qué.- sabía que iba a arrepentirme. Probablemente desencadenaría un amago de tercera guerra mundial, pero…-
-Mike,- me miró con cierta esperanza, despegando sus ojos del suelo. Sus pulsaciones aumentaron.- creo que deberías ir con Jessica, hacéis buena pareja y me parece que quiere ir contigo
-Um… gracias, Elisabeth.- me respondió, desesperanzado de nuevo.- um… bueno, no está tan mal. Más vale pájaro en mano…
-Mike, ahora sí tengo que irme.
-Vale
-Gracias de nuevo por invitarme
-Tal vez para el próximo baile
-Puede
No quería que por nada del mundo pensara que tendría una oportunidad conmigo. Aunque… no, por muy insoportable que resultara Mike Newton, no se merecía eso.
Sacudí la cabeza. Nunca pensé en verme involucrada en líos adolescentes de instituto.
Me dirigí a clase de Literatura, y llegué un minuto antes de que entrara la profesora Nolan.
-Bienvenida a mi clase, señorita Cullen. Veamos donde puede sentarse… -como había hecho anteriormente la profesora Roberts, miró por toda el aula hasta posar la vista en el único asiento libre, junto a Edward.- umm… siéntese al lado del señor Masen. Intente seguir la explicación, si tiene alguna duda sobre algo anterior, pregúnteme al final de la clase.
-De acuerdo, muchas gracias. –agradecí.
Me encaminé a mi recién asignado asiento, junto a Edward. Al contrario que en la clase anterior, no sonreía, si no que miraba a la ventana, enfadado. Qué le pasaba? Cuán frustrante era el no poder leer su mente!
-Hola, Edward.
-Buenos días- saludó en tono cortante. Agaché la cabeza, chirriando los dientes y no volví a dirigirle la palabra en toda la hora.
Oh, Edward, qué te pasa? Con lo majo que tú eres siempre...
Bueno, espero que os guste. Cada vez me está costando más encontrar soundtracks adecuados..