Ceguera: Dolor, Confusión, Elección./ 5º Capítulo

                                                            Capítulo Cinco

EDWARD: es broma, mujer! Dormirá en el sofá-cama
BELLA: tus bromitas cualquier día me dejaran tarumba (esbozó su sonrisa torcida para que le perdonara)

Victoria llegó al día siguiente, y en cuanto perdió a Edward de vista esta fue su bienvenida:

VICTORIA: sé que Edward te gusta, pero él será mío. Y no intentes echarme fuera, porque tú no eres nadie en esta casa y yo me agarrare con uñas y dientes para irme cuando a mi me dé la gana. Entendido mocosa?
BELLA: mide tus palabras victoria. No te confíes
VICTORIA: aplícate el cuento



A partir de ese día las cosas fueron a peor. Victoria era el demonio en persona, y aunque intenté hablar con Edward sobre el tema, el no me hizo caso. Ya no sabía que pensar, si realmente le daba pena, o estaba coladito por sus huesos. No quería amenazarlo con irme de casa porque no lo iba a hacer, no sabía si funcionaría y yo no lo ataría a mi mediante amenazas. Yo, mientras tanto, cada día dormía peor, por primera vez, tenía pesadillas sobre la muerte de mis padres; andaba agotada todo el día por la falta de sueño y por la proximidad de la graduación. Mi salvación eran mis amigos, sobre todo Alice y Jacob. Aunque Jacob era mucho más impulsivo y bruto que Alice, el se volvió a convertir en el apoyo que era antes. Pasaba más tiempo con el que con Alice, en parte porque le ayudaba con los estudios, y sentía por el algo más fuerte que antes, y para mi sorpresa, algo más que amistad.
Una tarde, después del instituto, había llegado un poco más tarde de lo normal ya que me había retrasado un poco con Alice. Entré en casa y al ir a la cocina me quedé helada. Edward y victoria se estaban… besando en mitad de la cocina. Mis manos se volvieron puños por la rabia, pero instantes después mis ojos se llenaron de lágrimas al comprender que yo tenía razón. Edward la había elegido. Yo iba a sufrir, él nunca me había pertenecido. Él amaba a victoria, nunca la había olvidado. Por eso quería acogerla aquí.
Me restregué las lágrimas con la manga de la fina chaqueta, cogí las llaves de la camioneta, y salí corriendo hacia mi vieja chevy. Me encerré en mi camioneta, puse la radio a todo volumen para no pensar y me fui a casa de Jacob. Había empezado a llover cuando llegue a la pequeña casa de los Black. Me mojé un poco pero no me importó. Llame a la puerta y esperé a que alguien me abriera. Me abrió la puerta Billy, sentado en su silla de ruedas.

BILLY: hola bella, que haces aquí a estas horas?
BELLA: siento haber llegado sin avisar, Billy. Está Jacob?
BILLY: claro, está en su habitación, pasa
BELLA: gracias Billy –subí casi a la carrera a la habitación de Jacob hiperventilando. Me estaba dando el primer ataque de ansiedad de mi vida sin estar Edward con poca ropa enfrente de mí. Abrí la puerta de golpe, sin pensar en nada. Y me encontré a Jacob mirando por la ventana, sin camiseta. Su bien moldeada espalda me recordaba a la de Edward. La adolescencia no le había venido nada mal…-
JACOB: bella!? Que haces aquí!? Qué te pasa!? (Estaba hiperventilando y las lagrimas me corrían a chorros por las mejillas) bella! Qué te pasa!? (Me abrazó y el ataque de ansiedad se me calmo poco a poco)
BELLA: j-jake… si-siento haber en-entrado así. P-pero fue ho-horrible…
JACOB: cálmate bella, siéntate aquí. Cuando te calmes, cuéntamelo todo. (Fue a su pequeño y desordenado armario y cogió una camiseta gris, se la puso y se sentó a mi lado) estas mejor? (asentí) cuéntame que te pasa