Mis Novelas.

Mis Novelas.

sábado, 11 de agosto de 2012

Tentación./ 36º Capítulo.




La imagen pertenece a: http://que-oveja-tan-estupida.blogspot.com.es/

Soundtrack: Empty Room- Marjorie Fair




-Y-yo… no quiero causarte problemas.- me mordí el labio, sintiéndome muy culpable. No quería causarle problemas, pero cada vez le iba ocasionando más y más.
-Supongo que tendría que darte las gracias
- No tienes que hacerlo si no quieres
-Gracias, aunque me parezca innecesario lo que estás haciendo
-No se merecen
-Qué quieres?
-Eh?
-Que qué quieres de comer

Caray, desde mis recuerdos nunca nadie me había preguntado eso. 
Me reí para mis adentros pensando en lo que realmente comía. Que lástima que eso no lo vendieran en la cafetería del instituto. 
Um… y ahora yo que me podría tragar?

-Um… esto- cogí lo primero que encontré líquido y embotellado.
-Cola light? Ahora resulta que los rumores sobre tu dieta son ciertos? –preguntó con tono de burla y esbozando una sonrisa pícara que le hacía más guapo de lo que ya era. 
-No, para nada. Pero no me gusta tragar azúcares innecesarios.
-Y por lo que veo los alimentos tampoco te parecen necesarios. No quieres nada sólido? –realmente me estaba dando consejos sobre alimentación? Hola, soy médica titulada dos veces!-
-No tengo hambre 
-Te encuentras bien? Necesitas que te acompañe a la enfermería?- me preguntó con preocupación. No pude evitar sonreír. Era tan mono cuando se preocupaba así… bueno, y cuando me había defendido y cuando… en fin, era mono hasta leyendo.-
-No, me encuentro perfectamente.
-De acuerdo, voy a actuar como si te creyera. –empezó a coger varias cosas hasta casi llenar la bandeja. – Cada día que paso en Forks tengo más hambre, creo que el frío me trastorna. –Reí suavemente.- Vale, creo que con esto aguantaré hasta la salida. 

Depositó la bandeja casi repleta de alimentos –lo siento, pero del modo en que olía no le podía llamar comida- encima de la mesa de la caja y empezó a buscar en su cartera el dinero para pagar. Saqué con velocidad la mía y pagué.

-Aquí tiene- le entregué a la cocinera el importe del almuerzo
-Eh!- me llamó la atención Edward.- Te invito yo.
-Ya he pagado. Por lo tanto, invito yo.
-Las mujeres no invitan.- tuve ganas de reír, eso sonaba tan anticuado…-
-Machista- le recriminé haciéndome la feminista dura-
-No, sigo las costumbres y las normas de cortesía- puse los ojos en blanco-
-Yo también. –en realidad para nada, pero bueno…-
-Ah sí?- preguntó para nada convencido
-Sí, en Alaska pagan las mujeres
-Oh, pues me acabo de enterar ahora- cogí la bandeja- también son las mujeres las que cargan con las cosas pesadas?
- Toma, si eso te hace feliz- le puse la bandeja en las manos- contento?
-Casi
-Y ahora qué quieres, llevarme en brazos a mí también?- pregunté en tono irónico. 
-No. Bueno, a menos de que lo necesites. –sonreí para mis adentros. Se suponía que estaba cabreada.- Yendo al grano. Estuve viviendo un mes en Alaska y las mujeres nunca pagaban. Y, además, Alaska se caracteriza por ser muy arraigado a las costumbres.
-Um… touché.- admití, rendida.
-Bueno, que admitas algo ya es buen paso- sonrió con suficiencia. Le miré entrecerrando los ojos. –
-De acuerdo, cambiemos de tema. Te apetece sentarte conmigo hoy?- sus latidos aumentaron. Miedo? Posiblemente. Por primera vez en mucho tiempo sentí la necesidad de tragar saliva.-
-Edward, estamos aquí!- le llamó Jessica Stanley con una sonrisa estúpida, al igual que sus pensamientos. Edward la miró mordiéndose el labio. Lo sacaría del atolladero.
-Ve con ellos, no te preocupes.
- Es que ése es el problema, que es con ellos con quien no quiero ir. –se me encogió el corazón y reprimí un suspiro. Hubiera sonado igual que cuando lo hacen en esas películas románticamente empalagosas.-
-Realmente me halagas, Edward. –él me miró de reojo y, minutos después, esbozó su peculiar y, por qué no decirlo, seductora, sonrisa torcida.-
-Me complace sinceramente hacerla sentir de tal manera- ahora entendía su reacción. Me había expresado como una persona del siglo XIX, aunque yo casi lo era. Me reí, un poco avergonzada.
-Tal vez no debería leer tantos clásicos.
-Es posible. Voy a decirles que hoy no me sentaré con ellos. 
-Vale, yo cogeré mesa. Y vigilaré si tengo que protegerte por si quieren raptarte. 
-Gracias Jessica Stanley no me inspira ninguna confianza.-me susurró.Sonrió y no pude hacer otra cosa que responderle también con una sonrisa.

Cogí asiento en mi mesa de siempre, completamente consciente de que todo el comedor nos miraba. Primero a mí y luego a Edward. Y, por supuesto, también pensaban en nosotros. Unos “que suerte tiene el nuevo/ Cullen” o “¡¿Cómo es posible?!
Me senté mirando la mesa y haciendo círculos imaginarios con el dedo índice sobre la fría superficie mientras escuchaba la conversación. 



Y aquí vuelve nuestra querida (o al menos para mí) Elisaebeth! (y para mí, mucho más querido Edward ;) )






2 comentarios:

  1. Jo, cuánto tiempo sin saber de estos xD Ay... casi ni me acordaba cuando empezé a leer, pero se solucionó rápido (?)

    ResponderEliminar
  2. Jolin ya hace tiempo desde el ultimo capítulo . Yo como Carmen no me acordaba mucho, pero al ir leyendo ya si. PD: ya quería que volviera tentación, Zeltia:)

    ResponderEliminar